Obituario

Me pidieron que escribiera unas líneas acerca del quefuera director del Centro Pirenaico de Biología Experimental (C.S.I.C.)recientemente fallecido. Se trataba de editar un opúsculo que recogiera losrecuerdos de los que lo habían tratado; dije que mi paso por el Centro fuefugaz, pero insistieron; al final, el texto no les debió de gustar, y no seincluyó. Este es: 


Don Enrique Balcells Rocamora, “El Doctor”.

Siempre dio la impresión de que estaba fuera de lugar, deque llegaba tarde o de que llegó allí demasiado pronto. Doctor en CienciasNaturales cuando lo que se llevaba era la biología; célibe casto en caminosrecorridos por la promiscuidad; cazador de postas y mostacilla cuando ya habíallegado el conservacionismo; catalán sin acento, obligado a la inmersión;persona de posibles en terreno de furibundo socialismo; crédulo en el siglo dela incredulidad; triste caballero barcelonés desarraigado y débil. Difícil serárecordarlo fuera de sus reductos de piedad y de los paseos por la ménagerie desu centro de investigaciones. Muchos se beneficiaron de él, y él sabía quetampoco así lograba la fidelidad completa. Parece pues lógico esperar quealgunos le lloren ante la tumba y que otros se desesperen al conocer losresultados del reparto.    

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[Doctor Grasa en Familiascomo la mía. Pág. 137 y siguientes]