EN TORNO A FÉLIX ROMEO: CONFESIONES


En estos días se ha hablado, se habla y se hablará de Félix Romeo. Literato extremadamente brillante, aglutinador de personas con ideas y de ideas, coleccionista de información, de ideas propias y opiniones extrañas, fue un gran captador de amistades. Tan brillante que su profe de filosofía le daba sobresaliente sin asistir a los exámenes.
Y se habla, no precisamente por el éxito de su último libro que todavía no ha visto la luz, sino porque a sus 43 años, inesperadamente, nos ha dejado huérfanos a todos, y en España somos muchos, que por un motivo u otro lo conocíamos y tenemos algo que contar u opinar.

Con Félix tuve una escasa y novelesca relación: Ya lo conocí en el BV80 con 14 años y, aun teniendo yo 26, me marcó. En el BV asistió entre otros al primer concierto oficial de Bunbury y vio algunas obras de teatro.
Sirva este ejemplo: uno de los pasajes de "Noches de BV80", donde aparece Félix, para ver la imagen que yo guardaba de él en el momento de escribirlo, tiempo antes de que, mediante su amigo Rodolfo Notivol, nos reencontrásemos.

DOMINGO, 28 DE FEBRERO DE 1982
[...]
Salgo a cenar y todavía está Félix Romeo en la calle, al lado de la puerta, cuchicheando con sus colegas. No sé qué tramarán porque paso por delante, me miran y siguen a lo suyo, como si trapichearan. Félix viene por el BV80, casi siempre acompañado de una camarilla de “hombres” de negro como él, con más pintas de críos intelectuales que de tempranos siniestros. Llama la atención por su corpulencia y me recuerda a cuando con doce años paré de crecer y de engordar. Ya con veintiséis he bajado de peso pero continúo manteniendo la misma estatura. Él, con sus quince*, a partir de ahora tampoco creo que cambie mucho a no ser por dentro. Es un personaje extraño que roza el misterio, del que, con tan pronta edad, muchos comentan y creo que pocos conocen, pero comedido y reservado. Lo tienen por cerebrito y, habiendo hablado lo justo con él, no me extraña. Sus amigos van detrás como a la espera de que en cualquier momento se ponga a repartir caramelos. Si no fuera por su corto pelo e interminable perímetro recordaría a Cristo, pues dicen que también lo seguían con el mismo interés. Y, salvando distancias temporales, igualmente parece el jefe de la banda.

[*En ese momento me pareció que tenía 15 por lo menos]
Creo que esta figura no difiere mucho de la que reflejan las crónicas de los que, lo conociesen tanto como dicen o no, lo disfrutaron después.
Entre el BV y nuestro reencuentro, a lo largo de los años seguí sabiendo de él en la distancia por diferentes formatos audiovisuales o sólo visuales, y continuaba pareciéndome el Félix del BV80.

Es cierto, era un regalador. Regalaba sus ideas, agasajaba a sus invitados en los cumpleaños. En uno de ellos me regaló "Amarillo", su tercer libro. Anteriormente me espoleó para que escribiera mi primer libro "Noches de BV80" y provocó el segundo, uno de pensamientos, al regalarme en una de mis fiestas "Pasos en la arena" de REMY DE GOURMONT, libro que me impactó.

Sobre mis pensamientos, en el transcurso de una cena se empeñó en una discusión sana, en que "Sesenta y nueve pensamientos" como título era mil veces más apropiado para mi libro que el de "Pensamientos del mes ante el botellero", sin atender a mis razones. No sé si para bien o para mal me negué a cambiarlo.
Me regaló también, e igual de bien me sirven, dos discos de música contemporánea alucinante "KURTÁG : 80". Los exprimo para con sus jugos llenar algún fondo de mis películas.
Yo no caí en regalarle nada. Bueno sí: el dvd de una antigua rareza cinematográfica rusa que afortunadamente desconocía, e información, mucha información en exclusiva, de la cual parte sólo he compartido con él.
Compartí también con él cariño. Le dí la confianza y mi amistad.
Félix fue el único hombre que leyó entero el borrador original de "Noches de BV80". Y la única pega confesada que le puso al tocho fue ésa, que no estaban los tiempos para publicar un libro de más de 1.000 páginas de un principiante en ningún sitio. Que se podía y habría que aligerarlo de datos mínimo hasta quitar 300. También me negué, por lo menos en una primera edición. Los personajes de "Noches..." merecían, como así ha ocurrido, estar en la historia de España.

Por circunstancias un tanto inconcretas, que por su muerte temprana no vienen a cuento, mantuvimos, sin haber tiempo para dar marcha atrás, una afectuosa enemistad. Y digo mantuvimos por la esperanza de que este oxímoron también fuese compartido por él.
Personalmente, mientras duró esa afectiva enemistad, llegué a fantasear con que era mi mejor gran enemigo. ¿Quién puede creer ser alguien sin un enemigo de altura? Me hacía ilusión disfrutar de semejante lujo. Ahora, sin él, me siento menos Valtueña.
Pero lo crucial es que me quedaré sin saber qué opinaría de mis libros que están por publicar o por escribir, y en quién pondré ahora la esperanza de que algún día los llegue a leer.

Hasta la vista, Félix. Qué bueno fue conocerte. Espero con ansia que entonces alcancemos la comprensión mutua.

Valtueña.
























Fotos: 27/7/2009 [Marisa Lanca]