30 años

-¿Una canción del año 1981?, le preguntan a Nesquens.

Y por primera vez el autor se extiende en una respuesta.

-Del 81. ¡Uuuuf, ha llovido! Pero... Der Mussolini de los DAF. Deutsch Amerikanische Freundschaft. Era un duo formado por el español Gabi Delgado-López y el alemán Robert Görl, vivian en Düseldorf. Cantaba Gabi. El single estaba en el LP Alles ist Gut. También aparecía una canción estupenda Der Raeuber un der Prinz. Al parecer, en el 2010 Gabi Delgado-López volvió a los escenarios con la banda Du Bist Daf. Qué necesidad.

Continuará...

¿Cansado de que los cuentos de Nesquens se acaben justo en el mejor momento?
¿Harto de que se cansara de escribir esa historia que te tenía pilladísimo y a otra cosa mariposa?
Tenemos la solución: ¡tú también puedes continuar las historias de Nesquens!

Y si no, mira a Zineb qué bien le ha salido...

Albada 222




EL MODERNO HUECO
(25 de diciembre de 2010)


No le gustaba. Definitivamente no sentirse ya especial, ni alejado del populacho -que ahora tanto le entendía y aplaudía- le inquietó en un principio, para después desagradarle profundamente. Si eso seguía así significaría que él no era tan “moderno” como quería/creía ser. Si la gente común, y tan vulgar, ya no le extrañaba ni le miraba perpleja, si no la escandalizaba, si no le esquivaba ni le hacía un mal gesto… ¡poco distinto o especial podía sentirse!


Todos, ahora, respetaban pacientes sus exabruptos e inconveniencias, señal inequívoca de que algo comenzaba a ir mal, pensó. Ya no era el iluminado estupendísimo, el que juzgaba todo lo que hacían los demás como propio de simples y mentecatos y se lo soltaba en su despectivo silencio. Él, divo que hacía mofa de las modas, era, ahora, prototipo, modelo a seguir… ¡todos parecían su copia!… y si el ignorante se aprende la lección mejor que el maestro, si ya no existe distinción entre ambos, ¿qué le quedaba entonces a él de extraordinario?


Se sentía perdido: le horrorizaron las sonrisas de simpatía de sus vecinos cuando coincidieron en el rellano del ascensor -él, arrastrando malhumorado compras y familia, ellos, los vecinos, tan repelentes y redichos como siempre pero esta vez mirándole con beneplácito, como al más querido de los suyos-. Ya antes había soportado mal la expresión complacida de las cajeras mientras delante de ellas afeaba a su mujer la costumbre de comprar tantas cosas innecesarias en estas fechas… Y bastante antes, por la mañana, se empezó a mosquear en la oficina cuando todos, absolutamente todos, le dieron “fieramente” la razón mientras desproticaba ¬–como cada año, por lo demás- de las reuniones familiares, de tanta suegra y cuñado plasta que aguantar, del rollo, en fin, de las Navidades… Sin faltar ni uno, el despacho entero aplaudió sus ocurrencias con viveza, casi le jalearon, alguno como el bobalicón de Gutiérrez hasta le guiñó el ojo… estaba decidido: ¡este año nadie celebraría la Navidad!.


Tanto éxito, tanta aprobación popular de su propio y buscado aislamiento, de su rebeldía proverbial, le resultó molesto y muy preocupante: ¿Cuál era entonces su merito, su triunfo, su diferencia de aquella gente que el siempre había considerado inmadura, rebaño retrasado y manipulado? ¿Cuál su excelencia y diferencia? El éxito de sus propósitos, paradojas de la vida, era su fracaso; el aplauso a la causa que él había abanderado -estar por encima del común de la gente y de sus tópicas y típicas obsesiones navideñas- su completa derrota, ya que su postura personal era ahora la de todos.


Si para estas fechas de fin de año siempre hacía lo mismo -poner cara de pocos amigos, esa gris de las prisas para que pasaran pronto, se volvía más huraño con su mujer y perdía la paciencia con los niños-, esta vez fue él quien insistió para que se hiciera la gran cena familiar en su propia casa: no estaba dispuesto a no tener que llevar la contraria a nadie: si ahora ellos no querían fiestas, ¡él las celebraría!

Allí puso villancicos, tomó mazapán y cava e hizo como si no se diera cuenta de la cara hastiada del resto de la familia –su misma, su anterior cara gris, ¡si hasta la mismísima abuela con su reluciente dentadura de porcelana nueva no sonreía!- Se sintió paleto, consumista, inmaduro y patético, por supuesto nada “divino” claro… y sin embargo con no ser como el resto, por ser de nuevo distinto, todo aquello que antes detestaba le valió la pena. ¡Es lo que tiene ser un moderno hueco!...


Pero la pesadilla dulce se le esfumó pronto, justo hasta cuando subió el tono de la tele en los anuncios; despertó confundido: se había quedado frito en el sofá de casa de los suegros mientras esperaba que llegara el resto de la familia.
La cena navideña transcurrió como cada año anterior, todo igual excepto porque el moderno, todavía impresionado por el sueño, no reaccionaba, aún flotaba...


Sólo al final, cuando llegó el momento de intercambiarse los regalos, se reavivó su esencia y volvió a las andadas: sonrío pícaro, un segundo, al darle a la cuñada mojigata el libro con la selección de las más escabrosas cartas de Joyce a Nora Barnacle; reprimió la carcajada al ofrecerle la selecta selección de turrón, del duro exclusivamente, a la abuela y disimuló cuando a escondidas les dijo a los sobrinos que ¡claro que podían jugar allí con el fantástico balón firmado por “ la Selección”!….


Ya se marchaba cuando oyó el gran espejo de la sala rompiéndose en mil pedazos, la llantina de la abuela mientras su compungida suegra le recogía los restos de la esplendida dentadura clavada en el turrón, y el gritito de enfado de la escandalizada cuñada mientras escondía rápidamente el libro en el bolso…


Por esta vez, se dijo el moderno hueco, la Navidad no le había vencido… aunque… ¡apunto estuvo!

viscerales

"Negativo", por La chica de la estación. Hechizo. Tributo a Bunbury y Heroes del Silencio


Una magnífica versión del tema de Bunbury.
Voz: Pepa Alceste
Música: Nacho Serrano
Grabado por Estudios Atmósfera

Pincha el enlace y vota por ella.
Negativo, por La chica de la estación. Hechizo. Tributo a Bunbury y Heroes del Silencio

¡Las noches del BV80, escapando a tocar...!
¡A todos quiero gritar! ¡A todos quiero gritar...!

Las siete vidas de Daniel Nesquens (5)

Daniel Nesquens no sabe nadar. Como lo oyen. Así que cuando el cielo comienza a nublarse y se escucha la aproximación de los truenos, Nesquens corre a su armario y saca el flotador. Busca la boquilla y sopla y sopla hasta que el patito estira su cuello. Ya tiene donde agarrarse. Un día de abril (ya se sabe en abril lluvias cien) en el que el cielo se encapotó sin previo aviso, sopló tanto y tanto que derribó la pared de una casa prefabricada marca ACME. De la casa salieron tres cerditos y un lobo que comenzaron a increparle. El flotador con forma de patito se lo regaló (no se lo van a creer ustedes) el mismísimo Ronaldo. Sí, el futbolista. Días después el futbolista fichó por el AC Milán y Nesquens se compró una goma de borrar y borró la tilde. Más tarde, un cuaderno y un bolígrafo. Ya tenía con qué escribir. Pero no escribió nada. Nada. Dibujó un corazón y una flecha que lo atravesaba. Para los curiosos: era un 25 de octubre de 2000. Aquel día no llovió, el cielo estaba azul y despejado. Y si no se lo creen miren por la ventana. Y sí: eran los tres cerditos. Nada de cuatro como se viene insistiendo.

[La nota biográfica de Daniel Nesquens en "Como pez en el agua"]

Lotería


No sé si a ustedes les ha tocado la lotería, pero a mí esta noticia ya me ha alegrado el día.

FROHE WEIHNACHTEN

Cada año se me echan encima antes las Navidades. Entre lo deprisa que pasan los meses y lo pronto que empiezan a colocar la parafernalia navideña en las tiendas (a este paso, volveremos de vacaciones en septiembre y tendremos ya los turrones en el súper), cada año me pillan más desprevenida y me siento como si me asaltaran con alevosía.

De pequeña me gustaba mucho la Navidad. Y no sólo porque me caían los regalos el día de Nochebuena, que es cuando se entregan en Alemania, aunque también, claro. Me encantaba la nieve, deslizarme cuesta abajo en trineo, comprar con mis padres el abeto en un mercadillo donde nos atendía un señor que se ocultaba tras un gorro de lana, bufanda y guantes gruesos, y por supuesto, adornar el árbol con bolas de cristal, espumillón e hilos de plata. Me gustaba el olor del abeto, que llenaba la casa mientras duraban las fiestas. Y también el de las naranjas y mandarinas importadas desde España, que en es época estaban en su apogeo. Hasta el White Christmas me hacía emocionarme. Y los villancicos alemanes, por descontado. Qué le vamos a hacer. Es que una fue una niña cursi.

De mayor, empecé a detestar las Navidades, el empalago de los villancicos por doquier, el desmelene consumista, los adornos horteras, las luces del Corte Inglés y el arboricidio con posterior entierro de infortunados abetos en el contenedor de la basura. Entremedias quedó un paréntesis de tregua navideña durante la infancia de mi hijo. ¿Quién no vuelve a colocar belenes y abetos (ya de plástico, para no asesinar más árboles) y lo que haga falta para complacer a su retoño? ¿Quién no lleva a sus hijos en esta época a visitar a los Reyes Magos de los grandes almacenes, o al cine para ver películas navideñas (incluida la de Pesadilla antes de Navidad, que a mi hijo le encantó y a mí me dejó un no sé qué de desasosiego en el body)?

Ahora ya no detesto estas fiestas. Tampoco me gustan. Creo que me he suavizado. A lo mejor, me ocurre lo que decía Al Pacino en la película Carlito’s Way: “No es que maduremos con los años, sólo perdemos fuerza” (o algo así, que cito de memoria). El caso es que ya no se me revuelve la bilis cuando veo el mural luminoso del Corte Inglés, los adornos navideños o la invasión de turrones en el supermercado. Sólo me cabrean los anuncios de perfumes por cursis y porque al final, siempre susurra la marca una voz en off gangosa, como de alguien que habla con la boca llena de polvorones. Y me pongo de los nervios cuando entro en una tienda donde el sistema de megafonía no para de escupir los mismos villancicos una y otra vez (¿cómo aguantarán los dependientes sin pillar una depresión?). Por lo demás, he firmado las paces con las Navidades. Me lo paso bien preparando comiditas ricas para mi gente y disfruto cuando nos reunimos toda la familia y hacemos risas comiendo y bebiendo un buen vino. Y sólo deseo que podamos seguir juntándonos todos durante muchos años. Al fin y al cabo, eso es lo que importa. Lo demás es borrufalla.

Para ilustrar este post tan navideño un pequeño vídeo de Alvin y las ardillas:


Aunque el que más me gusta sigue siendo el de los renos cantores. Aplausos para el coro de renos, please:

Albada 221




DIEZ MINUTOS
(19 de diciembr de 2010)


Hace tan sólo –ni siquiera– diez minutos, que ha cerrado aquella puerta que ahora intenta abrir con las manos tiritando. Hace casi diez minutos que ha conseguido aparcar el coche después de recorrer un laberinto de calles. Encontrar sitio en aquel barrio de moda, plagado de restaurantes chic recién inaugurados, es una hazaña un viernes por la noche. Él esta vez ha tenido suerte: a mucho menos de diez minutos del XXX’s, el estupendo restaurante donde la empresa invita este año a la cena de Navidad, ha conseguido ¡al fin! aparcamiento.


Pero antes de entrar en aquel sofisticado “ambiente cosmopolita y puro diseño neoyorkino”, ya lleva diez minutos volviendo –esta vez a pie– helándose por el laberinto de calles en busca del teléfono olvidado.
El frío viento le acuchilla pequeño y seguido la cara, le ha pintado de cian la punta de los dedos. El hombre entra en el coche de nuevo; a tientas palpa debajo de los asientos, hurga y revuelve en la guantera; enciende, ahora, la luz del techo y mira perplejo en el asiento de atrás por si el móvil, nunca más inmóvil y callado...
–¡Debió caérseme al coger el abrigo!…


Piensa en que ahora tiene que volver a salir del coche, y en esos cerca de diez minutos –¡otra vez!– de frío laberinto. Y le entra una invencible pereza que le paraliza, y que le deja allí adentro, quieto, mientras sigue pensando… pensando en el risotto con foi y setas de la cena, en sus compañeros obedientes, ya ordenadamente sentados bajo la luz de las lámparas de diseño, en esa huella escarlata en los bordes de las copas y en las sonrisas pintadas de los jefes… pensando en que trabaja más minucioso cuando un poco de aire se cuela por la única ventana de la oficina –su fachada pura galería motorizada–, en la música ambiente chillout y en la cara aviesa del envidioso del despacho vecino… en la hora en que madruga el metro para llevarle hasta el trabajo y en el montón cada vez más elevado de asuntos pendientes apilados a la derecha de su mesa…


Si un claxon fuera poco, son suficientes las luces de cuatro, cinco coches y hasta unos golpes en la ventanilla:
–¿Pero va a sacar usted el coche o no, se va a quedar ahí dormido? ¡Que yo necesito aparcar!


Autómata, gira la llave del motor y ya desciende por la gran avenida. Lejos, casi a diez minutos, queda el barrio de moda, el de los restaurantes de postín y las cenas de empresa con cocina de fusión

Y ahora el hombre, mientras se aleja, piensa en aquella silla vacía que quedó tan sólo –ni siquiera– a diez minutos.


Blake Edwards

Hoy se ha ido otro de los grandes directores de cine del siglo XX, Blake Edwards, que además, es uno de mis favoritos. Resulta difícil quedarse con una sola película para colgar aquí una escena, porque este hombre igual dirigía comedias desternillantes como La Pantera Rosa o El Guateque, que hacía llorar al personal con un dramón como Días de Vino y Rosas o nos ofrecía una comedia de envoltura romántica, aunque amarga en el fondo, como Desayuno con Diamantes.

Bueno, pues como me encanta Desayuno con Diamantes, voy a colgar la escena del beso final bajo la lluvia. Ya sé, ya sé. La puse hace tiempo para ilustrar una entrada. Pero es que ese final romántico-lluvioso con fondo de pesimismo, que siempre me hace pensar en el futuro de esa pareja, cuando se les apague la pasión y sólo quede la frustración por todo aquello a lo que renunciaron para estar juntos, pues… es que es mi debilidad suprema. Verla es para mí tan gratificante como comer chocolate o ponerme morada de gominolas. Aunque esto por lo menos, no engorda.


Pero también hay que echar unas risas, que este hombre rodó grandes comedias y hasta sacó mucho partido del pirado de Peter Sellers. Aquí está la escena del camarero beodo de El Guateque. Por cierto, ¿quién no ha ido alguna vez a una fiesta en la que no conoce a nadie y se ha sentido como Peter Sellers en El Guateque? Yo lo llamo el momento Peter Sellers. Y no me diréis que no se pasa fatal.


De La Pantera Rosa recuerdo muchas escenas hilarantes, una de ellas la persecución de coches con los ocupantes de los vehículos enfundados en disfraces estrafalarios. Pero en YouTube no he encontrado ninguna de las que buscaba. Así que, cuelgo este número musical tan años sesenta. Atentos al coro de chicos que, vestidos con jerseys de cuello alto, se contonean al fondo tocando guitarras, acordeones y maracas. Impagables.



http://www.scribd.com/full/44619270?access_key=key-12aicwn2asscigjld443

"La historia más curiosa" en Atrévete de Cadena Dial...

Mañana miércoles a las 9.3 me entrevistan los amigos del programa Atrévete de Cadena Dial, será para hablar de "La historia más curiosa"...

¡Cómo hemos cambiado!

Ayer se cumplieron veinte años de la muerte de Concha Piquer. Su canción Ojos Verdes tiene un papel destacado en mi novela Días de menta y canela. También la de Tatuaje, una "maravilla de canción para escucharla cuando ardes de amor por un hombretón", como dice el personaje de Mark, el amigo gay de Clara Rosell. Aunque Tatuaje se puede escuchar en cualquier otra situación. Es de esas canciones que odias cuando eres joven y te empiezan a gustar cuando alcanzas cierta edad, por decirlo de un modo suave. ¡Cómo cambiamos!


Mi mejor poema


Por fin ha llegado de la nube al seso,
de la idea al hecho,
mi poema mejor,
mi más tierno poema.

Entrevista en "Espacio en Blanco" de RNE...

Mi amigo Miguel Blanco me entrevista esta noche en su programa "Espacio en Blanco" de Radio Nacional. Será sobre la una y media de la madrugada y charlaremos de mi nuevo ensayo "La historia más curiosa". Os espero!!!


Te paso el enlace por si te perdiste la entrevista...

http://www.rtve.es/podcast/radio-nacional/espacio-en-blanco/

"CRY-PAINTING"


Os ofrecemos un trailer del corto de Valtueña y Delucius:
¿Por qué lloran los árboles en Tudela?
que se presentará próximamente.

Proyecto realizado en colaboración por dos de los protagonistas de "Noches de BV80", sobre intervención cry-painting de Valtueña en sala de conciertos Noboo de Tudela.




Algunos enlaces de interés para entrar en situación:

"cry-painting" en el blog de Marisa Lanca

crítica de Manuel Sánchez Oms



Albada 220


MÍMESIS DE PLEXIGLÁS
(12 de diciembre de 2010)

Tomás, tipo desconfiado por instinto, pasa las hojas de sus apuntes de dos en dos, lee rápidamente, a golpe de vista, desganado… Acodado en la barra escucha sin poderlo evitar las conversaciones de voces airadas a su lado mientras apura el segundo café; dos niños hacen burbujas soplando ruidosamente las pajitas en el vaso de coca-cola, mientras un tercero, más pequeño, duerme en el regazo de una mujer.
Gira treinta grados sobre el taburete de plexiglás: frente a él, la lluvia cae lentamente pintando en los ventanales figuras que se alargan, se estilizan, para terminar finalmente deshaciéndose en diminutos charquitos sobre la esquina del alfeizar. Fuera todo está desenfocado, quizás tanto o más impreciso de como lo está todo allí dentro.

Persuasivas, las noticias en el televisor repiten una y otra vez el mismo mensaje en un idéntico esquema: discursos de políticos de unos y otros partidos, declaraciones de implicados… y, explícita e implícitamente iguales, las entrevistas de afectados en las que sólo cambian las caras del periodista y del entrevistado; la misma puesta en escena en todos los canales, exacta a la que él puede ver, sin necesidad de levantar la cabeza hasta el televisor, tan sólo mirando alredor.

Sobre el plexiglás Tomás vuelve a prestar atención a los folios: Aristóteles y su eikos, definiendo lo Verosímil como la opinión general en contraposición a lo factible considerado por los “más cultos”; los clásicos franceses del XVII y su Verosímil equiparado a lo más deseable, a lo que mejor sienta creer… nosotros, los contemporáneos, consiguiendo gracias a la manipulación más refinada convertir en Verosímil lo posiblemente verdadero…

Pero –piensa– ¿quién pide no ser engañado? ¿Quién intentaría si quiera mover un poco los hilos de la pesada maquinaria mediática e ir más allá de las leyes del espectáculo? Él lo único que quiere –como todos los que están en la barra de la cafetería, como los tres niños aburridos, como esa madre, como los que aguardan deambulando fastidiados, nerviosos, por pasillos y salas de espera– es largarse de una vez de allí.

Quizás es verdad eso de que el nombre termina por marcar tanto el carácter y el destino del individuo que ya no se llega a distinguir ni quién ni qué fue antes, pero el caso es que a Tomás, el de la duda, le ha dado por desconfiar un poco, nada más que un poco…
Pero la incertidumbre dura lo que aguanta su esfuerzo: al estudiante le duele la cabeza y está cansado. Mientras deja los apuntes de Ética peligrosamente demasiado cerca de los niños y sus coca-colas, se pide otro café… quizás con un poco de suerte anuncien pronto su vuelo y duerma en casa.

La entrevista en la Ventana...

Si te perdiste la entrevista en el programa "La ventana" de la Cadena SER ahora tienes una segunda oportunidad. Te paso el enlace.

http://www.cadenaser.com/cultura/audios/historia-curiosa/csrcsrpor/20101208csrcsrcul_4/Aes/

Entrevista en Mundoparapsicológico...

La web mundoparapsicologico.com me han entrevistado con motivo de la publicación de "La historia más curiosa"...

http://www.mundoparapsicologico.com/1678-A_Entrevista-a-Alberto-Granados

El miércoles 7 entrevista en la ventana de Cadena SER...


El próximo miércoles a las 17:30 me entrevistan en la Ventana de la Cadena SER con motivo del lanzamiento del nuevo libro "La historia más curiosa"

Zaragoza Realidad Diciembre

Cachi, en su sección mensual "Zaragoza Realidad", nos aporta su visión personal de la música que ha dado el 2010. Ahí es nada.

Casi acabamos el año y ya empezamos a buscar cuáles han sido los mejores discos de los últimos 12 meses.
Claro que ha habido buena música, sólo que hay que buscarla. Nadie te la va poner ni te la va a vender.
Muchos viejos grupos han vuelto en este año. The Strokes lanzarán en breve su nuevo trabajo.

Estos son mis 5 LPs importantes de artistas ya consagrados:

Dr John "Tribal"
Jeff Beck "Emotion and Commotion"
Teenage Fan Club "Shadows"

Harol Budd "Little Windows"

Gil Scott Heron "I'm new here"


Y estos son mis 5 LPs importantes de artistas contemporáneos:

LP de Hip Hop: KNO "DEATH IS SILENT"
LP de Dream Pop: BEACH HOUSE "TEEN DREAM"
LP de IndieRock: THE NATIONAL "HIGH VIOLET"

LP de Indietrónica: CARIBOU
"SWIM"
LP de Folk: THE TALLEST MAN ON EARTH "THE WILD HUNT"

Felices fiestas.
El año que viene, más...

http://www.youtube.com/watch?v=FLiqJT2icBg&feature=player_embedded

Cachi Jt

Chat en madridiario.es


El próximo jueves día 9 chatearé con todos los lectores del portal madridiario.es sobre mi último libro: "La historia más curiosa", será a las 17:0 de la tarde. Si quieres ir dejando tu pregunta lo puedes hacer en el siguiente enlace:

http://www.madridiario.es/2010/Diciembre/madrid/madcultura/195791/alberto-granados-chat-historia-mas-curiosa.html03#

EL DECÁLOGO DE VOLPI


Hoy he dado con un interesante artículo en El País, que recoge el decálogo impartido por Jorge Volpi en el ciber-taller de literatura desde la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. En él, Volpi habla de temas muy interesantes y sumamente útiles – por no decir imprescindibles – para un novelista. Destaco los que más me han llamado la atención:

La estructura - claramente, el armazón sobre el que se sustenta una novela. Si no está bien ensamblada, la historia se puede derrumbar en cualquier momento. Con una buena estructura, sin embargo, podemos añadir o quitar lo que queramos sin provocar la hecatombe.

La voz narrativa – Volpi defiende la primera persona y dice que el narrador omnisciente está pasado de moda. Yo en esto no soy tan drástica. Pienso que la tercera persona es tan buena como la primera a la hora de narrar, sólo hay que elegir la voz narrativa adecuada para la historia que queremos contar, porque según cual escojamos, la novela podrá ganar en intensidad o quedarnos plana. Coincido en que el narrador omnisciente del siglo XIX, ese que se metía en la cabeza de todos los personajes y lo sabía absolutamente todo, está pasado de moda. Ahora ya no es tan sabihondo ni está por encima del bien y del mal. Por eso, creo que las novelas en tercera persona aún tienen cuerda para rato.

La corrección de los textos - Totalmente de acuerdo con Volpi en que corregir una novela es depurarla de todo lo que sobra. Que suele ser un lastre sin el cual, las historias funcionan mucho mejor.

El bloqueo - Ay, ese “famoso” bloqueo que nos preocupa a todos en algún momento, porque… ¿quién no se ha quedado atascado en algún punto de su novela, sin saber si merece la pena continuar o no? Incluso con la duda de si será capaz de seguir con esa historia y con esos personajes. Volpi propone dos opciones: “optar por el descanso y la lectura, o bien intentar escribir disciplinadamente hasta que algo valga la pena en realidad”.

Generalmente, a mí me suele funcionar muy bien la segunda opción, o sea, seguir escribiendo hasta que se me pase la tontuna. A veces, cuando reviso lo que escribí durante la sequía, hasta me llevo la sorpresa de que me salió algo bueno. Y cuando no es bueno, ya sé que no me queda otra que corregir, o incluso mandar esa parte a la papelera de reciclaje y desde allí, directamente al purgatorio del ciberespacio, pero al menos, he salido del atasco. Otras veces, en cambio, interrumpo la escritura y me dedico a revisar lo que ya tengo escrito hasta que recupero el aliento. También funciona.

Sólo he comentado aquí los cuatro puntos que más me han llamado la atención. Para quien desee conocer el resto del artículo, incluyo aquí el enlace:

La estructura de un libro, según Volpi