Subasta que algo queda (IV)

Si quieres emular a los famosos cazadores de fantasmas, no dudes en pujar y hacerte con este prototipo del famoso fantasmilla verde llamado Pegajoso (Slimer en inglés).

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Concretamente se trata de un prototipo de disfraz para Los Cazafantasmas 2 (1989), filme dirigido por Ivan Reitman y protagonizado por los alegres muchachos que todos conocemos, y que ahora se han puesto al día en el videojuego recién creado.
Toalmente hecha en látex, lleva agujeros en los costados para meter los brazos, una telilla negra en la boca para que no se vea quien va dentro y cierre en la parte de atrás. Eso sí, está un poco descolorido y gastado. La broma supone (o supuso) entre 800 y 1200 dólares del ala.

Jack Pierce, el maquillaje del terror (parte 3 de 3)



En 1937 Laemmle vende los Estudios Universal, algo que no afectará al departamento de Jack Pierce, que sigue manteniendo sus niveles de calidad. Se suceden una rotación de jefes de producción en la compañía.

viene de Jack Pierce, el maquillaje del terror (parte 1) y de Jack Pierce, el maquillaje del terror (parte 2)



Nunca le falta el trabajo a Pierce, y aunque aquí solo nombre sus colaboraciones en el género de terror, también participa en un buen número de películas como Imitación a la vida (1934), Los tres diablillos (1936) o o Love before breakfast (1936) por poner tres ejemplos.

Lugosi, celoso de la popularidad alcanzada por Karloff, en buena parte gracias a los cambios de aspecto que Pierce elaboraba, decidió hacer uso de los postizos y adornos (que anteriormente se había negado a llevar) en la película El hijo de Frankenstein (Son of Frankenstein, 1939). Para la caracterización de Ygor, Pierce empleó un cuello de goma para simular el cuello roto del personaje tras haber sido ahorcado. Tras esto colocaba capas de pelo de yak sobre su rostro y añadía una peluca bien peinada, un bigote y una dentadura de gutapercha.



Nuevamente, frente a él Boris Karloff, esperando paciente el postizo de turno, en La torre de Londres (Tower of London, 1939) de Rowland V. Lee, y en Black Friday (1940) de Arthur Lubin. Luciendo una ahuevada cabeza en la primera y un aspecto de mad doctor en la segunda. En Man made monster (1941), dirigida por George Waggner, sería Lon Chaney Jr. quien se pusiese bajo su foco. Aquí si que podemos decir que es poco memorable la caracterización de este actor.



Pero en su siguiente película, tanto Pierce como el propio Chaney se resarcirían. En El hombre Lobo (The wolf man) de George Waggner, Pierce vuelve a ofrecernos un genial maquillaje, a la altura de Frankenstein o La momia. Diseñó un hocico de goma y cubrió con cola el rostro de Lon Chaney Jr. de pelo de yak, de gran grosor y robustez. Finalmente chamuscaba el pelo con unas tenazas para darle aspecto salvaje. Tras lo cual el actor se colocaba la dentadura y ya estaba listo. Según Curt Siodmark, el guionista del filme, el proceso de maquillaje duraba seis horas, y otras tres para quitarlo. Un suplicio para Chaney. Para las sucesivas tomas, en las que el actor se transformaba en hombre lobo mediante la técnica del stop-motion se le iban colocando uñas diferentes en las manos. Como curiosidad decir que las cortinas del fondo estaban almidonadas para que no perdieran su posición en el rodaje. En total esta escena contó con 21 cambios de maquillaje, toda una proeza para la época.



En 1942, Lugosi volvía a caracterizarse de Ygor y Chaney Jr. se encargaba del monstruo en The Ghost of Frankenstein, llenando el hueco dejado por Karloff, con un maquillaje que intentaba simular al de siempre, pero que esta vez se veía postizo y menos elaborado. Un año después, y tras el trabajo realizado en The Mummy´s tomb, Pierce aplicó el maquillaje de monstruo de Frankenstein a Bela Lugosi. El actor húngaro veía como su carrera iba en decadencia y esta vez sí accedió a transformarse por completo en Frankenstein y el hombre lobo (Frankenstein meet the wolfman) con desastrosos resultados. El maquillaje menos acertado no fue acompañado por la interpretación de Lugosi, en la que primeramente hacía hablar al monstruo, que además estaba ciego. Pero en la sala de montaje eliminaron todas las frases del actor y la referencia a su ceguera, lo que nos devolvió un ser torpe y mudo, cosa que indignó al público.

En Captive Wild woman se acercaría al subgénero con señor disfrazado de gorila. El clásico El Fantasma de la Ópera (Phantom of the Opera, 1943) contó con una nueva versión de manos de la Universal y dirigida por Arthur Lubin. El maquillaje portado por Claude Rains se redujo a la mínima expresión por exigencias del actor, que no quería verse encasillado con un papel de "monstruo". Lon Chaney seguriía siendo el Fantasma por excelencia, gracias a su impresionante maquillaje hecho por él mismo en la versión muda de la historia.



En 1947, La esclava del desierto (Slave girl) supondría su última colaboración con Universal Pictures. Los tiempos avanzaban, y así se lo hacía notar la compañía poniendo en su puesto a Bud Westmore, que aplicaba materiales más baratos y ágiles de usar como el caucho poroso en contra del largo tiempo usado por un esmerado y meticuloso Jack Pierce. Antes de este fulminante despido había participado en un largo número de películas de todo tipo de la que destacaremos La zíngara y los monstruos (House of Frankenstein, 1944), reunión de todos los horrores importantes de la Universal, y La mansión de Drácula (House of Dracula, 1945), su último trabajo de cierta relevancia. y esta vez con Glenn Strange en el papel de monstruo de Frankenstein.



Tras esta inolvidable etapa y su participación en el film épico Juana de Arco (Joan of Arc, 1948) Pierce aterrizó en la televisión, colaborando durante la segunda mitad de los 50 y principios de los 60 en varios programas hoy en día olvidados, como Mister Ed (1961-1964), del que fue jefe de su departamento de maquillaje.

Como colofón a su carrera, el artista fue requerido en películas de ciencia ficción de serie B como The Brain from Planet Arous (1957), Teenage Monster (1958), Giant from the Unknown (1958) o The Amazing Transparent Man (1960), con diseños poco memorables. La última película en la que colaboró fue Beauty and the beast (1962).

El 19 de Julio de 1968 moría a la edad de 79 años en el St. Joseph Hospital de Burbank, California. Fue enterrado en el Forest Lawn Memorial Park en Glendale, California. Allí acudieron unas pocas personas, pues Hollywood se había olvidado de él.

En 2002 recibió un premio póstumo en la ceremonia de "Makeup and Hair Stylist awards" (Premios del Maquillaje y Estilismo).

Jack Pierce, el maquillaje del terror (parte 2 de 3)



Antes de La Momia que constituiría otro éxito sonado, Pierce estuvo trabajando, entre otras, en El Doble asesinato en la calle Morgue (Murders in the Rue Morgue) de Robert Florey, La legión de los hombres sin alma (White zombie,1932) de Victor Halperin y El Caserón de las sombras (Old Dark house, 1932) de James Whale, maquillando a Lugosi en las dos primeras (un desquiciado mad doctor en ambas, nuevamente con pocos postizos), y a Karloff en la última (un horripilante mayordomo mudo, con cicatrices deformantes).

viene de Jack Pierce, el maquillaje del terror (parte 1)





Para La Momia (The Mummy, 1932) de Karl Freund, envolvió a Karloff en unas vendas previamente cocidas para darle esa apariencia de milenaria humedad. Tras lo cual se cubría al actor con una capa de barro, y tras su secado, se cubría de pegamento. El efecto era conseguir que la primera capad e vendas se deshaciese en una nube de polvo en el momento que el monstruo saliese del sarcófago, en su primera aparición en la película. El rostro se adecuó aplicando cola teatral y algodón con unas pinzas, para simular arrugas, igual que en las manos. Secaba la cola con una especie de calefactor manual. Finalmente derramaba una mezcla de tierra y arcilla de belleza sobre el pelo del actor para conseguir aspecto de putrefacción. Todo este trabajo no fue en balde, pues en futuras secuelas de La Momia usó la misma técnica, hasta que resolvió usar máscaras de goma para simular el rostro de la criatura. Sin duda logró la representación más famosa y recordada de este monstruo clásico.



Tras esta colaboración, y hasta su siguiente gran éxtio con El hombre lobo, entre otras, participó en la caracterización de El hombre invisible (Invisible man, 1933) de James Whale, cinta en la que destacaban los prodigiosos y espectaculares efectos visuales creados por John P. Fulton. El rostro de Claude Rains envuelto en vendas y tocado por unas gafas solares quedaría asociado para siempre al de este desquiciado científico inventor del suero de la invisibilidad. En Satanás (The Black Cat, 1934) de Edgar G. Ulmer, duelo interpretativo entre dos grandes como Boris Karloff o Bela Lugosi sobre un relato de Poe, se encargaría de conferir al primero un aspecto demoníaco gracias a la capa de maquillaje, el corte de pelo y el perfilado de las cejas. La interpretación de Karloff acababa de rematar la obra creando un personaje mítico.



En 1935, Pierce volvió a dar la campanada por el fantasioso peinado, diseñado por el director James Whale, que hizo lucir a Elsa Lanchester en La novia de Frankenstein (Bride of Frankenstein, 1935). Un largo pelo con una marca en forma de relámpago, una piel extremadamente pálida, y un porte inspiración egipcia. Nuevamente, Pierce dio en el clavo, constituyendo una imagen icónica de la pareja de la criatura. Para el monstruo se usó la misma base de maquillaje añadiéndole quemaduras, provocadas por el incendio sucedido al final de la primera película.

En El lobo humano (Werewolf of London, 1935) de Stuart Walker, Pierce tomó contacto por primera vez con el famoso licántropo. Pero aquí no se supo aprovechar su potencial debido a las exigencias del actor protagonista, Henry Hull, estrella del momento que exigió que pudiera ser reconocido por los espectadores aún convertido en lobo. Por lo tanto, los rasgos licantrópicos son mínimos. Aún así se trata de un excelente trabajo.



Nuevo enfrentamiento de la pareja más carismática de Estudios Universal en El Cuervo (The raven, 1935) de Lew Landers e inspirado en un relato de Poe. Y de nuevo es Karloff el que sufre las inclemencias del maquillaje interpretando a un deforme asesino fugitivo, a las órdenes del malvado Doctor Vollin (lugosi). A medio camino del de La momia, se representan con detalle las cicatrices en el rostro de Karloff. Algo más comedido será el maquillaje portado por Karloff en El poder invisible (The Invisible ray, 1936) de Lambert Hillyer, donde otra vez se reunía la insperable pareja fetiche. Aquí es John P . Fulton quien da el do de pecho con sus efectos visuales. En 1936 se estrenaba La Hija de Drácula (Dracula´s daughter) de Lambert Hillyer. La palidez y el tétrico aspecto de la actriz gloria Holden es lo único destacable de la aportación de Pierce a esta discreta película.

Jack Pierce, el maquillaje del terror (parte 1 de 3)



Cuando la criatura creada por el Doctor Frankenstein y revivida por un rayo apareció ante nuestros ojos, su poderoso aspecto hizo de él un ser inolvidable, iconográfico. La imagen del monstruo surgida del clásico de la Universal seguirá asociándose a la creación literaria de Mary Shelley por siempre. Y eso se lo debemos a Jack Pierce, el maquillador de las pesadillas.

INICIOS

Ninguna otra versión posterior ha causado tanto impacto. Boris Karloff es pieza indispensable, por supuesto. Pero el maquillaje de Jack Pierce confiere al actor una fuerza inigualable. Este pionero del maquillaje monstruoso en el cine, nacido en 1889 en Grecia, llegó a la meca del cine tras haber emigrado de Europa afinales del siglo. Una década, desde 1910 a 1920, desempeñando todo tipo de trabajos en la incipiente industria cinematográfica: de extra, de asistente de cámara, gerente de nickeoleon (salas que ofrecían proyecciones de media hora de duración por sólo 5 centavos la sesión).

El referente más directo que Pierce pudo encontrar en aquella época en lo que a maquillaje se refiere se encontraba trabajando en unos pequeños estudios sitos en el Valle de San Fernando, los "Universal City" (nombre elegido por Carl Laemmle, su fundador, que creó el estudio en 1915 donde entonces se erigía una granja de gallinas), y no era otro que Lon Chaney, que conseguía transformarse de manera espectacular aplicándose el mismo maquillaje y prótesis.

Sus colaboraciones en Vitagraph y Fox Studios llamaron la atención a Universal, que creo su propio departamento de maquillaje facial para Pierce en 1928 una vez que Lon Chaney hubiera dejado la compañía por enfermedad (en 1930 moría de cancer). Dos años antes, Cecil Holland (considerado por muchos el primer artista del maquillaje en el cine) y el propio Pierce, colegas de profesión, habían contribuido a la creación de la Asociación de Artistas del Maquillaje, la primera de este tipo, que solo contaba con cincuenta miembros en aquella época.

PRIMERAS PELÍCULAS

La primera película en la que Pierce aplicó su arte fue en la producción de la Fox dirigida por Raoul Walsh Habla el mono (The Monkey talks, 1927), drama circense con simio voyeurista. EL actor Jacques Lerner fue trasnformado en simio usando gamuzas, masilla y pelo falso adherido con cola especial, añadiendo más tarde una peluca con orejas de cuero. Con su segunda colaboración, ya para la Universal, en el clásico de Paul Leni El hombre que ríe (The man who laughs,1928) demuestra su capacidad para la creación de seres de infortunado aspecto. Conradt Veidt ofrece un inquietante rostro, genial traslación de la novela de Victor Hugo. En su tercera colaboración, sin acreditar como en las otras dos, East is West (1930) de Monta Bell, con Lupe velez y lewis Ayers en el reparto, transformó a Edward G. Robinson en chino con su maquillaje.



Carl Laemmle Jr. tomó las riendas de la empresa fundada por su padre, Universal, a los 21 años, y tuvo la luminosa idea de trasladar a la gran pantalla los mitos del terror de la literatura en una serie de películas que al cabo de los años resultarían clásicos y harían que se adoptase el término "monstruos universal" para definir a los personajes. Drácula (Dracula, 1931) de Tod Browning, basado en la novela de Bram Stoker, cuyos derechos poseía Universal, sería una buena piedra de toque. Pierce se llevó un gran chasco cuando Lugosi declinó llevar su maquillaje. El actor húngaro decidió maquillarse él mismo, y no en exceso, solo lo justo y necesario. El maquillaje especial del técnico hubo de regresar a su maletín. Otras fuentes hablan de que en la negativa de Lugosi solo entraba el que le desfiguraran el rostro, así que simplemente se le aplicó una pintura de grasa color verde luminoso para realzar elblanco y negro del rostro, además de la famosa línea del pelo.



Y LLEGA... EL MONSTRUO DE FRANKENSTEIN

Su obra maestra del maquillaje llegaría en 1931, cuando James Whale llevó al cine La novela de Mary Shelley Frankenstein. Boris Karloff, tras haber rechazado Lugosi el papel (esta vez le hubiesen tenido que desfigurar sin remedio) fue contratado para interpretar al monstruo, y Pierce, quien poco pudo sacar de la novela para maquillar el personaje, consultó libros de anatomía y cirugía. Así, puesto que a la criatura le habían reinsertado el cerebro, ideó la famosa cabeza cuadrada con clavos. Usó colodión y algodón para esta tarea, y unos pequeños cables para tirar de las esquinas de la boca, exagerando los matices del semblante del actor inglés. Cuentan que apretó tanto los tornillos del cuello que Karloff sufrió las cicatrices durante años. Las piernas del monstruo se enfundaron en tubos de metal, para dar un aspecto mecánico a sus andares. Unas suelos de un grosor acentuado en sus pesadas botas aumentaban la talla haciendo a la criatura más amenazadora. Ya estaba lista su creación más redonda, la que marcaría una época. El Frankenstein que interpretaba De Niro muchos años después intentaba ser más fiel al del libro, pero la magistral apariencia lograda por Jack Pierce habría de ser la que marcara a generaciones, haciendo que al oir hablar del monstruo, su imagen nos venga a la cabeza. Esta y ninguna otra, plagiada hasta la saciedad.

Publicidad de oro (II): Monstruos que crecen


Otra maravilla publicitada en páginas de añejas revistas de terror y cómics viejunos. Por sólo un paupérrimo dólar, uno podía hacerse con dos CRIATURAS MONSTRUOSAS que con mimo y cuidados podían hasta llegar a crecer. Además en el envío adjuntaban un porrón decosas, desde un equipadísimo centro de control, un bio-tanque flexible, etc. etc. Todo para que los bichitos viviesen a sus anchas y bien vigilados. Que por cierto me da en la nariz que las criaturas estas debían ser dos tubérculos de esos a los que les crecen unas hierbas del interior (al cabo de los años se pondrían de moda aquí). Pero eso es lo de menos.
Olvídense de los "monos de agua" y llévense a su habitación dos auténticos Monstruos vivientes crecedores, y a fardar, oigan.

Y quedaba la salamandra

Broche de fieltro Salamandra 5€

Ahora en un tiempito voy a estar sin hacer nuevos diseños. Esta semana aun podéis seguir pidiendo broches que todavía me da tiempo a hacerlos y mandarlos. Pero en agosto me voy de vacaciones a Mexico... Que ganas de volver!!!!
Aterrizaré de nuevo en septiembre, seguro que con mucha energía y ganas de seguir creando para tod@s.

Besitosss

Seguimos con más animales


















¿ Cuál os gusta más?
Aun me queda de mostraos mi preferido... En breves estará en el blog.
Broche de fieltro Abeja 5€

Broche de fieltro Pez 5€

Broche de fieltro Pinguino 5€

Broche de fieltro Pajarito morado 5€

Publicidad de oro (I): Kit de Hombre-lobo

Antes uno podía conseguir lo que quisiera a un precio muy reducido. Habrías una revista cualquiera y ahí estaba el anuncio que había esperado toda tu vida. Podías tenerlo todo por muy poco precio.
Vean este primer ejemplo. Un kit de hombre-lobo, por un miserable dólar, que incluye lo siguiente:
La maldición del hombre-lobo (¡¡los secretos paso a paso para conseguir cambiar de hombre a lobo!!!).
Un calendario lunar de 1964, así sabes el momento adecuado para cambiarte a lobo. Le espera la luna llena, chaval.
Origen e historia de los hombres-lobo: un tratado completísimo sobre licantropía escrito por el eminente Profesor Sazar Quasatood.
Colmillos de hombre-lobo, por si tienes algún problema por hacer crecer los tuyos propios.

Y por si esto fuera poco, de regalo fotos tamaño cartera de nuestros hombres-lobo favoritos de todos los tiempos: Boris Karloff, Lon Chaney Jr., Bela Lugosi y Henry Hull.

Que alguien me preste su máquina del tiempo, por favor, que quiero viajar a 1963.

Nos dejó Alfons Figueras


Un apasionado del cine fantástico y de terror, como demostró en sus múltiples colaboraciones en revistas del género, Alfons Figueras falleció el 6 de julio de 2009 a los 87 años.


Estas fueron sus palabras en una entrevista concedida a Esteban Maroto y A. Martín de la revista Terror Fantàstic:
"Lo que más me ha marcado ha sido, desde luego, el cine. Yo soy un aficionado al cine en general, aunque mis aficiones se van por el cine cómico, fantástico y me subyugan las tramas folletinescas de las viejas películas de episodios. No puedo olvidar el impacto que me produjo, de niño, ver El guante de la muerte, Nosferatu, Metrópolis, El fantasma del Louvre , pero estos films me producían el mismo placer que las películas de caballistas y las cómicas, y creo que estas últimas son la base del especial tipo de humor que yo he cultivado siempre pues no olvidéis que ante todo yo soy un dibujante de historietas de humor, y es precisamente desde el humor como me acerco a estos temas…".



Un grande de la Historieta.