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Tenen cuenta que si vendes a tu hijos ya no podrás seguir haciéndoles aquello quenecesitas tanto como el aire.
JuanRamón Biedma lanza al padre de Hansel y Gretel
en una busqueda de los hijosvendidos
donde el sufrimiento de los niños es el eje.
Así arranca:

—¿Está segura de que ya novive aquí? –Vervel abre y cierra los ojos de la misma forma que abriría ycerraría los puños.

—Yo hace tres o cuatrodías que no la veo –amedrentada vecina.
—Un niño y una niña.¿Seguían con ella?
—Sus hijos –asiente.
—No son sus hijos.
—Decía que habían estadoun tiempo con su ex marido y que ahora habían vuelto con ella –entrando encavilaciones.
—¿Cómo están los niños?
—Muy calladitos.
—¿No sabe a dónde puedehaber ido?
—Eso, al casero. El bajo izquierda.