Sigueleyendo





En elprostíbulo le toca una mina de tetas enormes y cuerpo escurrido. Antes deproceder, ella le contará lo que sucedió con los niños en aquella nuevaconstrucción junto a la villa miseria.
KikeFerrari coloca al Flautista de Hamelín en el Buenos Aires actual para acabar enun antro de carretera.
Así arranca:

—Mirá –dice Estrella, lasmanos en jarra en la cintura estrecha, la diminuta cartera colgada enbandolera, el flequillo rubio ceniza caído sobre el rostro joven y ajado, lastetas enormes sin las cuales parecería un muchachito esgrimidas como unaamenaza– antes de empezar, me das la guita. No me saco ni una media si no veola guita antes.
Son años en el oficio yaprendió a tratar con clientes difíciles: redentores o enamorados, borrachos oimpotentes, machos o simples ventajeros, todos con una característica en común,la única característica que un cliente no puede tener: negarse a pagar. Yaunque en este caso es apenas diferente, algo sigue igual: una cosa por otra,ese es el acuerdo.