BAGÜESTE Y LA IGLESIA DE SAN SALVADOR

Estuve en Bagüeste meses atrás en una excursión con el Centro Excursionista de la Ribagorza. Fue una larga caminata entre Rodellar y Las Bellostas, subiendo por el barranco del Mascún, con sus impresionantes formaciones geológicas, y pasando por los despoblados Otin, Letosa y, antes de llegar a Las Bellostas, el citado Bagüeste. Casi todo el itinerario transcurrió por la comarca del Somontano, pero al final del recorrido, siempre dentro del Parque Natural de la Sierra y los Cañones de Guara, penetramos en la zona más meridional del Sobrarbe. Ya dentro de esta comarca se encuentra Bagüeste, situado en lo alto de una magnífica atalaya natural con espléndidas vistas. Su iglesia de San Salvador, que desconocía por completo, me sorprendió muy favorablemente y por ello, aunque no pude detenerme demasiado en su observación detallada, quiero reseñarla brevemente en estas líneas junto a algunas otras notas sobre el conjunto del lugar.

Bagüeste, cuyo acceso principal es por pista forestal desde Las Bellostas, quedó despoblado en la década de los sesenta del pasado siglo XX. Pertenecía al antiguo municipio de Sarsa de Surta, actualmente englobado en el muy extenso de Aínsa-Sobrarbe. El lugar se encuentra a una altitud de 1.270 metros, en lo alto de un cerro en forma de cresta, dentro de un terreno muy quebrado, entre las cuencas altas de los barrancos Balcés (o Balcez) y Mascún, cuyas aguas se utilizaban tiempo atrás para mover las ruedas de varios molinos harineros muy importantes en la zona. Bagüeste llegó a tener nueve casas y a él pertenecían las aldeas próximas de San Hipólito y San José de Letosa. Además de a las tareas agrícolas y ganaderas y a la actividad harinera de sus molinos, sus habitantes se dedicaban también a fabricar cucharas y tenedores de boj, que llevaban a vender a otros lugares, principalmente cuando se desplazaban con sus ganados fuera del suyo.

Las casas del pueblo, de forma alargada e irregular, se presentan separadas por estrechos bancales, eras y caminos protegidos por paredes de mampostería. La mayor parte de los edificios, también de mampostería con tejados de losa, se encuentran hoy en un avanzado estado de ruina. Asimismo ruinosa se halla a las afueras del pueblo la ermita de San Miguel, construcción del siglo XVI de la que procede un importante retablo dedicado a su arcángel titular, que en la actualidad forma parte de una colección de arte privada en los Estados Unidos.

Pero, sin duda, la construcción más interesante y llamativa de Bagüeste es su magnífica iglesia parroquial dedicada a San Salvador. Es románica, probablemente de mediados del siglo XII, y perteneció, según se ha documentado, a la orden del Hospital de San Juan de Jerusalén. A pesar de su abandono, tanto la iglesia como su esbelta torre aún se mantienen en un estado de conservación medianamente aceptable, aguantando con gallardía los embates del viento, que en este elevado lugar debe de ser con frecuencia verdaderamente intenso.

La iglesia es de nave rectangular, con ábside en semicírculo canónicamente orientado al este y sin arco presbiteral. De manera muy poco frecuente, en la parte interior de la ventana central del ábside, hoy cegada, puede observarse un curioso y singular detalle ornamental de dos figuras muy sencillamente esculpidas que parecen representar a sendos ángeles. A la nave central de la iglesia, cuya puerta se abre hacia el sur, se le añadieron con posterioridad varias capillas laterales. El edificio de la abadía parroquial anexo a la iglesia se halla hoy en ruinas.

Adolfo Castán, en su magnífico libroTorres y castillos del Alto Aragón”, editado en fascículos por este diario en 2004, dedica una espléndida referencia al antiguo castillo de Bagüeste, situado en la cúspide de un montículo cónico, conocido como “el puntón del castillo”, un poco más al norte y algo más elevado que el espolón meridional en el que se encuentra la iglesia de San Salvador. La casi total ausencia de restos hace pensar que tal vez se tratara de un mero lugar de observación, una atalaya natural, apenas edificado. En el mismo libro, y a continuación, Castán dedica unas líneas, como siempre certeras y precisas, a la torre de la casa Javierre. De planta rectangular, está situada muy cerca de la iglesia parroquial y parece datar de los siglos XVI o XVII.

También hay magníficas referencias a Bagüeste en el espléndido y muy recomendable libro La montaña olvidada. Despoblados del alto Alcanadre”, de Arturo González Rodríguez, editado en 2008 por el Centro de Estudios del Sobrarbe. Al final de esta completísima obra, entre las páginas 261 y 285, encontrará el lector abundantes informaciones sobre este sorprendente lugar que, cuando menos por los motivos aquí expuestos, merecería no caer del todo en el olvido.

Carlos Bravo Suárez