Visión segunda

Dolor y angustia de un rey sin trono









Para aquel viejo reino
donde cada mujer amaneció puta,
donde púberes manchados soñaban barba,
y se obligó a los niños a beber tu sangre.
Para aquel reino viejo
en el que impusiste la paranoia
como única norma
orgánica,
inviolable.
Guardo para él la mejor vengaza:
haber sobrevivido.


(c) Elisa Berna Martínez