Foto de Maribel Pascual Laborda
Cien días
Saber de la luna de día y del sol de noche. Poblar de silencios las discotecas y de ruido la biblioteca. Leer con la cabeza en los pies y tirarte a la piscina de tripa. Hacer de tripas corazón y tener el corazón en las tripas.
Poner en pie al moribundo corazón que palpita en la toalla de algodón puro 100 por 100.
Poner en pie al moribundo corazón que palpita en la toalla de algodón puro 100 por 100.
Cien días de mañana y cien de noche.
Vivir cabeza abajo y morir cabeza arriba sobre el lecho del silencio que te atraviesa como una espada vanidosa de su filo, cada noche.
De buena mañana volar camino al cementerio, deshojar margaritas cautivas y silbar con un ángel de la guarda cualquiera; rodar entre nubes de algodón de azúcar de 0 calorías,
por favor y por si acaso.
Vivir cabeza abajo y morir cabeza arriba sobre el lecho del silencio que te atraviesa como una espada vanidosa de su filo, cada noche.
De buena mañana volar camino al cementerio, deshojar margaritas cautivas y silbar con un ángel de la guarda cualquiera; rodar entre nubes de algodón de azúcar de 0 calorías,
por favor y por si acaso.
Cien días de noche y cien de mañana.
Buscar miradas atentas. Encontrar miradas. Flipar con las sonrisas y desenlutar la tuya. Rezar cuatro esquinitas tiene mi cama y no encontrar una cama donde caer redonda. Ser siempre redonda, blanda y suave pero nunca falsa como la moneda. Ser aunque sea a destiempo. Ser de mañana o de noche.
Buscar miradas atentas. Encontrar miradas. Flipar con las sonrisas y desenlutar la tuya. Rezar cuatro esquinitas tiene mi cama y no encontrar una cama donde caer redonda. Ser siempre redonda, blanda y suave pero nunca falsa como la moneda. Ser aunque sea a destiempo. Ser de mañana o de noche.
Cien días,
que no es cosa de hacer ascos
ni de romperse los cascos.
Ser.
Eso es todo
Y es mucho.
Cien días para vivir.
Reservados todos los derechos
De su poemario inédito Oscuro
De su poemario inédito Oscuro