Escritores, a puñados. Qué daño hizo Saramago, y no te diré más que luego me retiran la palabra. En cuanto a libros, editores y esas cosas que nos daban de reír, has de saber que ya nadie se quita las bragas en las fiestas, que Herralde está vendiendo lo suyo al italiano, que no voy al Planeta, que ya nadie esnifa, por usar tu verbo, los platos de las cáscaras, nadie se mete debajo del mantel en las celebraciones y ni siquiera aquel socialista de los guiños que siempre vivía de vivir entre escritores ha vuelto a caerse de bruces.
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