Me dejo medio vida en soledad…
Miro caer el atardecer,
y como se siembra de oscuridad la noche.
Escucho el viento revolver en las hiedras
o remover la ropa tendida en la luna,
Siento el vuelo de los pájaros,
sus pequeños cantos.
Veo pasar las nubes sobre mi cabeza
o deshacerse lentamente la estela de los aviones
fundiéndose con el azul del cielo.
Me urge ver caer la lluvia pausada o la tormenta,
el transito del tiempo entre el rayo y el trueno.
El silencio hecho universo nocturno.
El aroma de las rosas,
la araña que tensa en su tela la muerte.
Muelles sin hombres,
con los barcos anclados
mientras los veleros cruzan el horizonte.
La horda de olas en los arrecifes
y la luz en braille de los faros
versando la noche oceánica.
La respiración de tu cuerpo mientras lees,
serena y sin miedo una nueva novela.
Tu sueño ante mi vigilia,
el roce de mis dedos suavemente en tu piel.
La brasa de un fuego, sus pavesas
en el instante de parecer luciérnagas.
Acaso un poema que ante mis ojos rima con la sombra
y se va deteniendo para mí
siendo como el río en su estiaje al pasar bajo un puente.
Cosas sin más importancia
que el ímpetu de esperar pasar el tiempo,
media vida sin trascendencia esperando la otra media.
Miro caer el atardecer,
y como se siembra de oscuridad la noche.
Escucho el viento revolver en las hiedras
o remover la ropa tendida en la luna,
Siento el vuelo de los pájaros,
sus pequeños cantos.
Veo pasar las nubes sobre mi cabeza
o deshacerse lentamente la estela de los aviones
fundiéndose con el azul del cielo.
Me urge ver caer la lluvia pausada o la tormenta,
el transito del tiempo entre el rayo y el trueno.
El silencio hecho universo nocturno.
El aroma de las rosas,
la araña que tensa en su tela la muerte.
Muelles sin hombres,
con los barcos anclados
mientras los veleros cruzan el horizonte.
La horda de olas en los arrecifes
y la luz en braille de los faros
versando la noche oceánica.
La respiración de tu cuerpo mientras lees,
serena y sin miedo una nueva novela.
Tu sueño ante mi vigilia,
el roce de mis dedos suavemente en tu piel.
La brasa de un fuego, sus pavesas
en el instante de parecer luciérnagas.
Acaso un poema que ante mis ojos rima con la sombra
y se va deteniendo para mí
siendo como el río en su estiaje al pasar bajo un puente.
Cosas sin más importancia
que el ímpetu de esperar pasar el tiempo,
media vida sin trascendencia esperando la otra media.