memoria para todos* (y poemas)




*Así no se llama el texto que publicó ayer en uno de sus blogs (en éste) Isabel Bono, pero eso pide. El texto en realidad se llama Memoria de futuro y dice esto:


El miércoles 20 de octubre de 2021, algún diario tendrá la feliz ocurrencia de publicar una encuesta masiva a personajes destacados: ¿Dónde estaba usted el 20 de octubre del 2011? ¿Qué fue lo primero que pensó y en quién?

Como no sé si voy a llegar a 2021, y sé de sobra que jamás seré un personaje destacado, respondo ya: estaba en un hotel de Granada y pensé en la felicidad tan grande que habría sentido mi suegra al conocer la noticia.

Mi suegra murió con 89 años en febrero del 2009, días antes de cumplir los 90. Vivía con una radio siempre cerca, leía los periódicos, estaba al día de lo que pasaba en el mundo más que yo y me lo contaba después con entusiasmo. Creo que era la única persona, al menos de las que conozco, que se emocionaba cada año escuchando las buenas palabras de los galardonados en los Premios Príncipes de Asturias. Esperaba la noticia de la disolución de ETA cada día. Mi suegra era vasca.

A Isaac Puente, su padre, médico anarquista, lo mataron en el 36. No les dejaron sacar nada de casa, ni la ropa de invierno, recordaba. Sólo la máquina de coser para que pudieran ganarse la vida. Mi suegra es la única persona que he conocido que no odiaba a nadie.

En el 96 fuimos a Maestu a un homenaje. No había vuelto desde entonces. Tuvo que dar un discurso improvisado. Dijo que al principio no sabía bien qué se iba a encontrar, pero que se alegraba de estar allí y que los quería mucho a todos. Nunca he conocido a una persona más generosa.

El pasado día 20 también me acordé de Elvira, la mujer de Martín Carpena. De cuando mi tía me llevaba al cine y ella se traía a su hermano pequeño. De lo joven y lo guapa que era, de cómo imaginaría entonces el futuro.

Estos días sólo se habla de recordar, de no olvidar a las víctimas y a sus familiares, que también lo son. No puedo estar más de acuerdo. No hay que olvidar ninguno de esos nombres para que nos recuerden cada día que eso no puede volver a pasar.

Que no se olviden de nadie, que hablen, que hablen mucho. Hablando sin gritar se arregla todo, decía mi suegra.

Los nietos de Isaac Puente siguen buscando su cuerpo.


El texto me gusta, todos sus blogs también (son algunas de las mejores playas que os enlazo: la de la coleccionista de piedras; la de la registradora de sueños; la de la mujer que todos los días, buenos y malos y regulares, se tropieza con un poema). Y sus poemas, muchísimo (estos tres son de Algo de invierno, Luces de gálibo, 2011). Pero sobre todo me gusta ella.


ahuyentamos el miedo
descorriendo las cortinas
para que entre luz calor piedad

mientras esperamos
el infierno crece


*


se acabaron las ganas
de llenarme la boca
con otras lenguas

para este amor
un idioma será suficiente


*


deseo decir no
como dicen las cigarras al invierno

deseo no hacerme preguntas
ni qué identidad me aprieta
ni a cuál desaloja

no deseo la verdad
sino una tregua