Algunos tienen trabajo aquí, todavía. No lesmiramos de frente, evitamos encontrarnos con ellos en la calle o a la puerta delos cafés. Algunos todavía tienen asignaciones mensuales, compran ropa, zapatoso planean un viaje. No les miramos y pensamos en ellos sólo a altas horas. Quéantiguos, dice una, todavía viven bien. Sí, qué fuera de época, pensamos todasaferradas al borde de la sábana.