Crepusculario Siglo 21
Un abrazo a todos!
EN MEMORIA DE ERNESTO
Esta mañana he entrado en el blog de Ernesto, Testigo, al que muchos de los que os asomáis aquí conoceréis por sus comentarios, y me he encontrado con la triste noticia de su fallecimiento. Sabía por su familia, que nos mantenía informados a través del blog, que llevaba muchos días ingresado en la UCI, pero siempre pensé que se recuperaría y regresaría al barrio bloguero, como decía él. Por desgracia, no ha sido así.
Entré por primera vez en el blog de Ernesto hace más de tres años y me encontré con un espacio donde había sitio para la cultura, la solidaridad, la historia, la política y muchos, muchísimos más temas de interés. Me gustó lo que leí y me convertí en asidua. La verdad es que esto de internet establece relaciones de amistad que antes jamás habríamos imaginado. A lo largo de los años, nació una de esas amistades virtuales, de blog a blog, en las que sin habernos visto nunca en persona, intercambiábamos comentarios y nos visitábamos en nuestras respectivas casas construidas en la Red. Hoy siento que se ha ido un amigo al que echaré de menos. Desde aquí, mis condolencias a la familia y un abrazo en un momento tan duro.
Hasta siempre, Ernesto.
Cuelgo un vídeo que he tomado del propio blog de Ernesto: El cant dels ocells, cantado por Josep Carreras y Lluis Llach.
En vivo y en directo...
BEATITUD en AltaFidelidad.
Literatura de calidad al servicio de una generación que se convirtió para muchos lectores y escritores en la puerta de entrada a una nueva forma no sólo de leer, sino también de entender el mundo.
Hoy nadie duda de que Kerouac, Burroughs, Ginsberg, Corso o Ferlinghetti son clásicos de la literatura moderna.
Ediciones Baladí.
Selección y prólogos de Vicente Muñoz Álvarez e Ignacio Escuín Borao.
Textos de Carla Badillo Coronado, Patxi Irurzun, Ana Pérez Cañamares, Joaquín Juan Penalva, José Angel Barrueco, Carmen Beltrán, Uberto Stabile, David González, Carmen Camacho, Miquel Silvestre, Raúl García, Sergio Gaspar, Safrika, Nacho Abad, David Mardaras, Mario Crespo, Roxana Popelka, Eduardo Almiñana, Octavio Gómez Milián, Estelle Talavera Baudet, David Mayor, Pepe Pereza, Almudena Vidorreta, Lucas Rodríguez, Inma Luna, Diego Urizarna, Alfonso Xen Rabanal, Pablo Casares, Sonia San Román, Eloy Fernández Porta, Déborah Vukušić, Vicente Muñoz Álvarez.
Albada 227
(30-1-2011)
Laura. Mujer. Nacida un siete de diciembre justo cuando el Sol, la Luna y los planetas atravesaban la Cuarta Casa del firmamento en el hemisferio Norte del planeta Tierra, SW de Europa, NE de España. Sagitario con ascendente en Sagitario. Como la criatura que la representa, mitad humana mitad caballo, cazador salvaje, dedica toda la vida a la búsqueda del conocimiento. Aficionada a los viajes y al estudio, persona inquieta y entusiasta, proclive a apasionarse rápidamente por las grandes ideas, por los proyectos ambiciosos. De carácter muy expansivo, así concluía la carta astral convenientemente certificada y avalada por el Astrology Institute of the University of Minnesota (USA); tan bonita era aquella carta –bonita, así la calificaron las amigas que tan efusivamente se la ensalzaron al regalársela (¡ah, aquellos colores brillantes de las esferas plagados de trazos tan extraños, tan sugerentes, decían)–, que su madre decidió enmarcarla y colgarla en el salón, justo entre el bodegón que pintó la hermana mayor cuando al parecer barruntaba dotes artísticas –de las que luego, cuando se echó el primer novio, nunca más se supo– y el relieve labrado en plata de “La Última Cena” –antigua y muy preciada posesión familiar– que las tías Josefina y Marta les dejaron como herencia.
Hacía mucho tiempo –¿cinco años, seis?– que Laura no había vuelto a pensar en la cartulina con la bóveda celeste, que todavía colgaba de la pared. En el bar, durante el descanso del almuerzo, alguien de la oficina habló sobre el nuevo signo del zodiaco al ver el consabido horóscopo mientras pasaban veloces las páginas de la revista de cotilleo… pero entre “pasarse”, también velozmente, la bandeja con las pastas de té y arrebatarse la hoja donde ni siquiera se adivinaba el rostro del bebé de los Barden and Pe, el tema del tal ofiuco/serpentarius no había dado entre los compañeros ni para un comentario. Sólo Laura, más pensativa y callada de lo que en ella era habitual, acarició la medallita de oro grabada con el centauro y su flecha, y mientras asentía con la cabeza los chismes del corro pensó que de sagitario con ascendente en sagitario ya nada… que ahora, de buenas a primeras, resultaba que era una… ¿ofiuco?… y que tras Júpiter en la cuadratura de Saturno, y los millones de estrellas, conjunciones y otros tantos mundanos y absurdos saberes, había pasado en un abrir y cerrar de ojos de veloz arquero a serpiente enroscada en medio del cielo… pero que sin embargo ahora entendía…
A la mañana siguiente, tras el susto y el poquito de escándalo que su desaparición, sin ninguna explicación ni causa justificada previa, causó en la pequeña ciudad de provincias, la familia y la policía tuvieron claro que Laura había abandonado voluntariamente la casa aprovechando la oscuridad de la noche y que todos dormían (faltaban dos maletas y gran parte de su ropa…). Siempre había sido la más callada y reservada de los hijos, la más silenciosa, ¡más bien rara, si casi parecía deslizarse cuando andaba por la casa¡ dijeron entonces… Sólo aquella huella de escamas blanca y rosa, casi plata, que se encontraron desde el borde de la ventana abierta hasta su cama les despistó un poco… y hasta hubo quien dijo que aquello le recordaba a una enorme e imposible camisa de serpiente…
Hora y media de gloria
Entra un señor a un bar de barrio. El dueño, desde dentro de la barra, pone cara de alegría al verlo; los tres clientes que se apoyan en ella, de sorpresa. No lo han visto por el bar desde que el día 2 de enero empezara a cumplirse la ley antifumadores en España.
Se acerca al mostrador y le pide una información al dueño, que no viene a cuento. El recién llegado echa un vistazo rápido a su alrededor mientras recuerda aquellas veladas preñadas de creatividad comunitaria, fuese compartida o en solitario, que añora ya no sabe si volverán.
Las mesas que hay en el fondo están todas vacías. Además, es seguro que piensa que ha estado toda la vida gastando una buena parte de su dinero en bares y restaurantes por ser unos de los sitios donde más a gusto se encontraba. Ahora ya ¿para qué?
Aunque no se sintiera muy mal recibido en ellos, que dependería de si los ocupaban uno o cuatro antifumadores recalcitrantes, ya no estaría a gusto.
Si fuma, bebe y habla. Si habla, bebe y fuma. Si ha de pasar sin fumar, también puede hacerlo de beber, y entonces, de puro cabreo, por la imposición, ni hablaría.
El dueño, que sabe de su disgusto y de su lucha abierta contra la confinación de los fumadores en la puta calle, le pregunta con sonrisa cameladora:
-¿Una copita, señor?
El señor responde:
-¿Ya se puede fumar en este bar? Y si fumara ¿qué pasaría? ¿alguien de aquí me iba a denunciar?
A lo que el dueño contesta:
-Mire, yo ahora me sentaré en una mesa del fondo a echarme un cigarro porque ya ve cómo llevo la garganta, hecha polvo. Y no es de fumar precisamente, sino de hacerlo en la calle. Así que, si quiere, usted mismo.
Los tres de la barra miran estupefactos, y no sabe si son de los buenos o de los malos.
El señor le advierte:
-Si llamas a la policía no me importaría echarme un cigarro, así te curas en salud. Aunque si no tuvieses teléfono, nadie te podría echar en cara el no haberla llamado.
-Es verdad. Yo no tengo por qué tener un aparato de esos -dice el dueño.
Pero no la llama y sí que tiene teléfono.
El señor dice algo que sólo el dueño escucha. Decide pedir media copa, seguro que en pago a la información que ha venido a buscar.
El dueño comienza a ponerle una entera y el señor lo frena. Lo de que "se va ya para casa" parece una excusa por pedir tan poco, pero será verdad. ¿Qué va a hacer en la puerta a 2º bajo cero? Sin embargo dice que se lo tomará afuera, intercalando aire puro con caladas de cigarro. Y coge dirección hacia la calle.
Antes de pisarla, a través del cristal de la puerta, ven llegar a otro viejo cliente con un pitillo encendido. El señor, de repente, se encuentra con la mano del dueño sobre su hombro frenándolo, que ha salido de la barra corriendo. Abre él mismo la puerta y le dice al que llega que no tire el pitillo, que pase.
El recién llegado, con un pie ya adentro y la pava en la mano, la mira y nos mira como si estuviese cometiendo el mayor pecado.
El dueño cierra con llave por dentro. Exclama:
-¡No se ha jodido...! ¡Vamos a fumar, que ésta es mi casa, ya no es un lugar público, está cerrado, así que entrará quien yo quiera!
Nos refugiamos arrimados a la barra cerca de la puerta, saca ceniceros y un paquete de tabaco para invitar mientras dice:
-Éste es el cigarro que mejor me va a sentar en todo lo que va de mes.
Comienza la alegría. Los que no se sabía si eran buenos o malos se unen a los otros tres, sacan tabaco y todos, jocosos, empiezan a despotricar aportando datos y más datos en contra de esa ley que, por absurda, resulta castrante.
Van apareciendo uno y otro y otro de los habituales. Sólo tres de ellos, los tres fumadores, a los tres se les da paso. Conforme entran, después de alucinar, sacan su tabaco y se unen a la juerga.
Se asoma a la cristalera, con no se sabe qué intención, un señor mayor de pelo cano. El dueño pone cara de preocupado, será por la pinta de exfumador, pero manda que le abran. El canoso se asoma, se le ve olfatear esperando que no sea un sabueso, pero se siente invitado al escuchar de detrás de la barra:
-Pase, pase si quiere. Es que estamos fumando.
Entra sin saludar a nadie, recorre el local de una punta a la otra y, sin pararse, de la otra a la primera, y se va como ha llegado. Se supone que no ha encontrado a quien buscase.
Nadie le da importancia, hay demasiada alegría entre los contertulios, están en la gloria.
El señor que ha provocado a la revuelta se pide otra copa, esta vez entera, para celebrar. Seguro que también, como al dueño, además de los pitillos que lleva consumidos en media hora, es la que mejor le sienta en todo un mes.
Se le abre la puerta a otro señor. Entra, saluda, se sienta él solo al final de la barra, saca su tabaco de liar como si nada, se pide una caña, se fuma un cigarrito, paga y se va.
A los dos minutos vuelve a llamar, se le da paso, se acerca a la barra y pide disculpas al dueño por haberse fumado un cigarro sin darse cuenta de que lo estaba haciendo en un bar. Que no se ha percatado de ello hasta la última calada y, una vez en la calle, ha decidido regresar a dar la cara. El personal ríe invitándole a fumarse otro. Es cuando se hace consciente de que huele a libertad, de que no ha sido consciente de haber recuperado su libertad por unos minutos. Y, mirando al techo antes que al dueño, mientras coge un cigarro de cajetilla, se pregunta y pregunta sin hablar, por cuánto tiempo podrá mantener esa sensación... y pide otra caña. De respuesta, recibe una sonrisa.
El que venía sólo a preguntar, da el último sorbo a su copa y pide la cuenta. Satisfecho, dice que tenía dos, y paga dos.
Pocas veces en sus vidas han sentido tanta satisfacción. Se saben transgresores, quizá iniciadores de una pequeña revolución. ¿Quién no llamaría felicidad a esa sensación? Un día para no olvidar jamás. Una rebelión a cara descubierta: los cristales transparentes evitan la clandestinidad.
Esto no es una fantasía. Yo, Valtueña, estoy aquí.
En uno, es posible que de los muchos innombrables bares de Zaragoza, he encontrado mi sitio.
No sé, igual es porque hacía mucho que no iba de bares.
Conferencia y presentación en Vigo...
Será en el Auditorio Municipal do Areal (calle Areal, 46) a las 20 horas. Os espero!!!
Más información: http://www.farodevigo.es/servicios/club/club.jsp
"La historia más curiosa" en el Diario de Teruel...
Albada 226
Aunque hay algunas noches de invierno en que el frío hace que camine encogido, casi escondida por entero la cabeza dentro del cuello del abrigo y a modo de corona la vieja bufanda de cuadros verde y beige, nunca, y a pesar del frío como digo, dejo de dar mi paseo nocturno.
Debo señalar aquí, ya antes de nada, que el camino en cuestión nunca lo damos por concluido hasta el encuentro con ellas y si en alguna ocasión el feliz cruce parece demorarse, alargamos lo que sea menester el tiempo (noches hay que hemos vuelto a casa pasadas las dos) hasta que al fin divisamos sus siluetas recortadas delante de la hilera de farolas.
Ellas suelen pasear por la alameda más cercana a la carretera, allí donde hay más luz; parecería que ello fuera una precaución absurda aún en la noche más cerrada y sin luna, teniendo en cuenta que la perra, un hermoso ejemplar de cachorra mastín español, podría defender a su dueña de cualquier afrenta con sólo un breve empujón de su potente y contundente grupa, pero así son sus preferencias y allí las buscamos, brillantes como dos estrellas.
Son sólo miradas disimuladas; miradas compartidas desde el principio…
¡El destello azul de los ojos de ella clavándose en los míos!... Si hay magia en un momento en que se detiene hasta el silencio y si el instante definitivo vale por toda una vida, nosotros –ella y yo– los conocemos: todas las noches cuando nos cruzamos cada uno por su acera y nos miramos así, de reojo y a la vez sintiéndonos tan cómplices, paseantes solitarios en la noche, completos como los únicos habitantes ya de este planeta, somos sabedores de la esencia que de todo nos compensa y todo nos lo explica.
En el ayer, de eso hace ya mucho, la busqué a la salida de la tienda en que trabajaba como dependienta; en el ayer, y parece que eso no fue nunca, cometimos el error de casarnos y pasar diez años compartiendo cotidianeidad y el gris rutinario de las tardes de domingo; si llegamos casi a olvidarnos del momento perfecto de la noche, si por poco se nos escapa aquel instante en que la vida cabe entera en una mirada, bien— y ella como yo lo sabe– lo pagamos.
Ahora, cada uno de nuevo en su acera, nos volvemos a esperar. Abrigado por aquel presente suyo verde y beige de pasados cumpleaños, la veo a ella llevando de la correa mi regalo revoltoso que olfatea feliz la proximidad de Tom. Y nos encontramos de nuevo cada noche, frente a frente, miradas y deseos, sea lunes o domingo, aunque el frío nos haga caminar algo encogidos y lo cotidiano se nos haya instalado en el recuerdo.
Sabias reflexiones de un no fumador inconcienciable
Columna DÍA A DÍA
Juan Luis Saldaña
No concienciado
Nos sobra concienciación y nos falta conciencia. Nos sobra sensibilización y nos falta sensibilidad.
La sensibilización y la concienciación terminan siendo una forma de propaganda vendida con buenas palabras. Las dos buscan un cambio de hábitos en la sociedad y la imposición paulatina de una costumbre. Son, a fin de cuentas, campañas de información encubiertas. Algunas están llenas de inocencia y otras rebosan intención.
La sensibilidad y la conciencia ayudan a dirigir la propia conducta hacia un fin elegido libremente. La sensibilización y la concienciación te llevan al ritmo de la moda porque son términos relativos y manejables.
Sirvan como ejemplo los últimos coletazos antitabaco.
La sensibilidad ayudaba a no fumar cuando se molestaba. La sensibilización, en cambio, impone no fumar en determinados ámbitos.
La buena conciencia, acompañada del sentido común, sugiere preguntar a los demás si les molesta el tabaco. La concienciación prohíbe y, además, en este caso, invita a delatar con una frialdad asombrosa.
Otra vez, la guerra de las palabras, el arma del lenguaje.
Mientras tanto, yo ya he decidido que nunca estaré concienciado ni sensibilizado y que huiré de concienciadores y de sensibilizadores como de la peste, por si acaso.
Empiezo a sentirme extraño en una sociedad autómata capaz de dar bandazos en sus hábitos y costumbres a golpe de ley. Me da miedo escuchar en conversaciones argumentos que planeó un legislador más o menos iluminado y que calan en el rebaño de borregos como dogmas irrebatibles.
Esta columna no pretende hablar de tabaco, pero a mí, que soy algo deportista y poco amigo de ataduras físicas, me están entrando unas ganas enormes de empezar a fumar.
Las siete vidas de Daniel Nesquens (7)
El Nesquens, en contra de lo que pueda parecer, no habita en los campos de fútbol, habita en lugares cerrados. Pero (siempre hay un perro que persigue a un gato) no descarta que algún día pueda vivir en un espacio abierto y con fuente. Sus amigos se pueden contar con los dedos de un ciempiés. Y, al igual que su paisano Goya, piensa que el sueño de la razón produce monstruos. Por último, indicar que al Nesquens le gusta pasar el tiempo en la higuera, y coger higos.
[La nota biográfica de Daniel Nesquens en "Hasta (casi) 100 bichos"]
Te reconozco esos días
Te reconozco esos días
en los que extravío mi voz de mujer
y me entrego a la errática metamorfosis
para ser pedregal por el que peregrinan
los cantos oscuros de mi persona.
Para esos tentáculos no hay lucha ni
antídoto posible que acerque la victoria.
Simplemente no soy,
ni habito esta noche quieta que aborta
intento trás intento de la alborada.
No existo
sino en el esquivo aliento de los gatos.
En la huida inevitable de la fémina
hacia la irascible cara de lo humano.
(c)Elisa Berna Martínez
No valiente
Siempre me supe cobarde,
y transité sola los parajes desiertos.
Y precisé de tu mano para atravesar
las plazas colmadas de gente.
(c) Elisa Berna Martínez
Volveré :)
Muchos besitos
BEATITUD en DIARIO DE LÉON.
«No te detengas, no analices»
El leonés Vicente Muñoz dirige, junto a Nacho Escuín, Beatitud, un homenaje a la generación Beat en la que 33 escritores recrean la hazaña de Kerouac, Ginsberg y Burroughs.
19/01/2011 Cristina fanjul | Diario deLeón.
ENTREVISTA EN ZARAGOTA
Albada 225
Si hasta para hablar de política o de la crisis el otro día me contaron un cuento…Triste gracia que a menudo tengamos que echar mano de las fábulas para atrevernos a decir eso que llaman “verdades”; todo un arte poner en boca de los pobres animales las tonterías que “más que a menudo” nos decimos los humanos, para sacarles –después de estrujarnos convenientemente el ingenio–¬, la moralina breve, el final, tan ejemplarizante como lacerante, destinado al menos avispado, al egoísta o envidioso… en definitiva: escarmiento seguro para el animal “no-racional” que en el apólogo hemos hecho más “parecer” y “padecer” la esencia de la mediocridad de los “otros animales”, los racionales…
La verdad es que no sé qué pensaría sobre este asunto el monje eremita, el santo barbudo y ascético varón al que celebramos estos días en medio de hogueras y el sabroso cañamón. De momento ahí está, acompañándonos en su pequeña ermita de siempre, las puertas abiertas al día festivo, al desfile alegre de perros, gatos, canarios y periquitos llevados por sus dueños con ese gesto llamativamente igual en todos los “amos”, esa mezcla de orgullo cuidadoso, amparo incondicional y a la vez de rendición absoluta hacia la criatura que obedece a la mano...
Y es que los animales, como la naturaleza y la vida misma, en el mundo de los hombres se nos vuelven todo fragilidad, tanto que no es de extrañar que la sabiduría popular les buscara, antaño ya, su santo protector, y además uno tan carismático como San Antonio Abad, fuerte, para resistir las mejores tentaciones, valiente, para acompañarse de la soledad, poderoso, para elegir la pobreza… todo un ejemplo de santo, vaya.
Pero yo que de vidas de santos ya he olvidado mucho, si me he acordado al hilo de las procesiones de santos valedores de estos días, de esa otra figura “protectora” de los animales que, aunque mucho más moderna y sin dorada aureola ni barba, fue también, además de carismática, buena gente: Félix Rodríguez de la Fuente.
La labor que en defensa de la naturaleza hizo este naturalista fue capital para nuestro país y nos marcó a toda una generación. Por aquel entonces, en las casas, los bares, los teleclubes, comenzó a suceder un hecho asombroso: todo el país se paralizaba cuando empezaban los programas de Rodríguez de la Fuente en la tele; Fauna, Planeta azul, El hombre y la tierra… y la propia persona de Félix “el amigo de los animales”, eran un auténtico fenómeno de masas que conquistó, pervivió y consiguió cambiar la mentalidad de los españoles hacia la naturaleza.
Mucho se podría hablar de este apasionado adalid que tanto nos enseñó a conocer la vida –al que por cierto siempre acompañó componiendo la impactante y emotiva música de sus programas el turolense A. García Abril– pero de momento vaya sólo este recuerdo y dejemos el resto del día para celebrar a nuestro ínclito San Antón, que ya en el barrio de San Julián comienzan a verse los primeros brillos de su hoguera... y se oye la alegre música.
Aragón comienza a moverse por los locales de ocio para fumadores
Un domingo 16 de enero, de 13 a 14h con 2º de temperatura y densa niebla, más de 300 personas se han ido reuniendo para fumar y charlar al aire libre, fuertemente protegidos por la policía. Cosa que se agradece, ya que, como alguno de los antifumadores recalcitrantes se permitieron decir que mientras nosotros nos jodíamos fumando a la intemperie ellos se irían de vermut por los bares de alrededor, no fuera que cambiaran de opinión y se dedicaran a escarnecernos públicamente con una tomatada.
Los aragoneses hemos dado la cara. Y nunca mejor dicho, porque nos hemos dejado retratar por todos los medios informativos que en Aragón son y estaban.
La convocatoria, que fue concebida por Valtueña para un mensaje SMS y se envió a "cuatro coleguitas" el día 11 de enero fue ésta:
KEDADA: por la devolución de espacios de ocio para fumadores. El ke viva de la hostelería, el fumador y el ke kiera apoyar porke esté harto de oler a colonia de bebé en bares de noche, si no le han anulado el ánimo, ke lo pase y acuda. Dom 16enero, de13a14h, en fuente Mártires, pza España, ZGZ.
Heraldo.es Concentraciones contra la ley antitabaco a través de sms e internet
www.heraldo.es: 'Quedada' de bares y fumadores contra la ley antitabaco
Todo esto, más varios artículos de opinión escritos por Valtueña y publicados por BV80 en su facebook:
Contra la "ley antifumadores"
de Bar Bvochenta, el Martes, 11 de enero de 2011 a las 19:20No se puede tolerar que algún "antifumadores" recalcitrante nos llame enfermos a los que fumamos por el hecho de fumar. Y menos que lo haga el gobierno, cualquier gobierno, como ya se oye por las televisiones. En todo caso igual alguno lo lleguemos a ser a causa del tabaco que nos hacen consumir, envenenado con su consentimiento para que enganche más, al estar gravado de impuestos como si fueran diamantes. E incluso otros, quién sabe si nosotros mismos, enfermen antes por las gasolinas envenenadas que también consienten, por los pollos cargados de dioxinas, por todos los cultivos transgénicos, por las legionelas, por... etc.etc.de Bar Bvochenta, el Viernes, 14 de enero de 2011 a las 15:02
Sobre la ley "antifumadores"Vas a comprar un periódico desde la acera y la quiosquera se permite decirte que eso que llevas encendido es caca.de Bar Bvochenta, el Viernes, 14 de enero de 2011 a las 19:08
Tu amigo, con el que te has reído durante años dentro de los bares, se permite llamar asesinos a los fumadores y preciarse de que los que no, se nos han adelantado porque nos han matado. ¿Quién es el asesino?
Antifumadores intolerantes nos llaman enfermos públicamente.
Si no acudimos a la quedada del domingo en la fuente de los Márties de la plaza de España de ZGZ, perderemos la única oportunidad que tenemos de recuperar nuestra dignidad. Ya no seremos creíbles y deberemos seguir escondiéndonos.
Sobre los hosteleros amedrentados.El gobierno se vanagloria de que el 99,99% de la hostelería no se queja por la ley "antifumadores". ¿Cómo van a hacerlo? Están acojonados. Se enfrentarían a los pocos clientes que les han dejado, casi todos antifumadores recalcitrantes, y se les irían al garito de al lado. La mayoría de este 99%, fumadores, tienen que fumar a escondidas para que no los crucifiquen también. No se pueden retratar. Hay convocatorias contra la intolerancia absoluta y, a escondidas, sólo pueden comunicarlas a sus íntimos, que saben no recalcitrantes, y a sus antiguos clientes, para que acudan por ellos.
Todo esto, ha ayudado a que lo que nos temíamos (que el personal siguiera sin dar ni un paso para defenderse y estuviésemos cuatro y los de las cámaras) se haya visto truncado.
En Aragón no tenemos anulado el ánimo.
¡Bien por el cigarrillón! Tan satisfactorio que muchos de los presentes, aun estando helados, se han animado a invitar a próximas convocatorias.
Llegando a la cita
La gente que comienza a llegar se arremolina junto a las cámaras y micros
Al cuarto de hora, sin haber llegado todavía el grueso de los invitados, las cámaras insisten en que posemos, como si fuese una concentración o manifestación, ya que no podían aguantar el frío. Y no, no era nada de eso, era una quedada entre colegas y cada uno llegaba cuando le apetecía.
Varios de los asistentes sentados en la puta calle con 2º, celebrando el encuentro.
MALDITO PURÉ DE GUISANTES
Hace ya dos días que en Zaragoza vivimos sumergidos en una niebla espesa como el puré de patatas. De esas que si te dispones a cruzar el Ebro a pie, no ves la orilla de enfrente y tienes la impresión de que antes de que alcances la mitad del puente, la bruma ya te habrá engullido para no soltarte jamás o para transportarte a algún mundo paralelo al estilo de Narnia, aunque sin necesidad de meterte en un armario ropero (que en la edad adulta resulta muy incómodo y da calor). No niego que tiene su belleza contemplar cómo al otro lado del río, las torres del Pilar pugnan por perfilarse entre la niebla que las aplasta. O eso de asomarse a la ventana y ver las casas de enfrente difuminadas por una lámina brumosa que las rejuvenece y embellece, como a las viejas glorias del cine cuando las fotografiaban con filtros en la era pre-photoshop. O dejarse envolver por la humedad que amortigua los sonidos y hace pensar en aquellas vetustas películas inglesas que se desarrollaban en un Londres misterioso y sumido en la niebla, y en las que siempre había algún anciano cascarrabias que salía de casa, miraba a su alrededor y murmuraba: “Maldito puré de guisantes” justo antes de que el malvado de turno le hincara el cuchillo entre las costillas.
Pero romanticismos aparte, a mí este puré de guisantes se me hace muy pesado. Sobre todo cuando dura varios días. Me da sueño, me pone dolor de cabeza y me reblandece las ideas además del cabello, que se vuelve ingobernable y adopta formas de lo más caprichosas. Por el bien de nuestros peinados, ¡que salga pronto el sol, por favor!
Las siete vidas de Daniel Nesquens (6)
Empezó a escribir por casualidad. Primero se encontró un bolígrafo; luego, un folio en blanco. Y al tocer la esquina una idea sobre la que escribir.
Sus amigos dicen de él que hay días que es muy gracioso, pero que otros días se pone algo melancólico, como si le hubiese picado un bicho o algo. Y es que la vida es así.
Ah, su color favorito es el verde Helsinki. Aunque también le encanta el rojo Túnez.
[La nota biográfica de Daniel Nesquens en "El día en el que..."]
Conferencia sobre "Leyendas Urbanas"...
LA CORRECCIÓN POLÍTICA EN LA LITERATURA
El día 5 se hablaba en El País (aquí el enlace) de una nueva edición de Las aventuras de Huckleberry Finn, que va a sacar una editorial de Estados Unidos en versión políticamente correcta. Quiere decir esto que han sustituido la palabra despectiva “nigger”, que aparece en el texto 219 veces, por la de “esclavo”. Y han hecho lo mismo cambiando “injun”, otra palabra despectiva, por “indio”. O sea, que ahora Huckleberry Finn ya no huirá por el río Misisipi en compañía del Negro Jim, o Nigger Jim, como le llaman en la versión inglesa, sino con el Esclavo Jim. Si se tratara de una novela actual ya me parecería una iniciativa discutible, pero si tenemos en cuenta que fue publicada por primera vez en 1884 y la acción se desarrolla cuando en Estados Unidos todavía existía la esclavitud, me da la impresión de que a Mr. Alan Gribben, profesor de la universidad Auburn (Alabama) y responsable de esta nueva edición, le patina ligeramente el embrague en su afán de meter la tijera por las buenas.
Porque digo yo que si ahora nos pusiéramos a expurgar a todos los clásicos de aquellas palabras despectivas que hemos ido eliminando de nuestro lenguaje – aunque, por desgracia, no hemos apartado de nuestras mentes los prejuicios que expresaban esas palabras -, no va a quedar ninguna obra sana. Si quisiéramos cambiar todo lo que nos suene a racista, machista o xenófobo, tendríamos que revisar – y de paso destrozar – infinidad de escritos que han resistido el paso del tiempo por muchos méritos. ¿Qué dejaríamos de la obra de un Celine, por ejemplo? ¿Cómo llamaríamos ahora a Otelo, el Moro de Venecia? ¿Sería Otelo, el magrebí? ¿Es que no somos capaces de leer las obras clásicas situándolas en el contexto histórico (y personal) en el que fueron escritas? ¿Tan difícil es comprender que la vida y la mentalidad de una persona del siglo XIX, del siglo XVIII, de la antigüedad, o incluso de hace tan sólo treinta o cuarenta años, no tiene nada que ver con la de este siglo XXI en el que nos la cogemos con papel de fumar (con perdón de la expresión, que seguro que habrá quien la tilde de políticamente incorrecta)? Si cambiamos a nuestro antojo las novelas que reflejan cómo se vivía y se pensaba mucho antes de nuestro paso por el mundo, aparte de que las dejaríamos irreconocibles y descafeinadas, nos cargaríamos sus virtudes literarias, el mérito de reflejar la sociedad de su tiempo y muchas cosas más. No sé, lo mire como lo mire, a mí esta clase de revisiones me parecen una masacre literaria.
A veces, pienso que no somos más tontos porque la pereza nos impide entrenarnos, pero estoy segura de que si entrenáramos, llegaríamos a lo más alto. ¡Uy, qué reflexión más políticamente incorrecta me ha salido!
(La fotografía reproduce la portada de una edición de Penguin Books)
Palabras de Juan Luis Saldaña (y más)
http://zaragozame.com/juanluissaldana/2010/10/%E2%80%9Cnoches-de-bv80%E2%80%B3-o-lo-que-vale-un-peine/
"Noches de BV80" o lo que vale un peine
Culpable. Infinitamente culpable me he sentido leyendo las más de mil páginas de este libro de memorias, confesiones y de historia viva de la cultura de nuestro país y, más en concreto, de Zaragoza. Culpable porque entrevisté a Valtueña, su autor, dos veces cuando solo había leído cien páginas. No pude leer más, aunque ahora creo que durante aquellos días debía haber renunciado al sueño. Hubiera hecho la entrevista que el libro merecía y no una aproximación bienintencionada a algo que escapaba de mis posibilidades. También he sentido rabia porque no pude sentar a Valtueña frente a mí en la pequeña locomotora que manejaba en aquellos días en los que tenía espacio para decir lo que me diera la gana hasta que a alguien se le acabase la paciencia.
La culpa no termina ahí. La culpa sigue remordiendome al conocer un punto de vista más de la historia de la música en esta ciudad. Culpa por no haber estado a la altura de tanta gente que hizo posible que la cultura independiente viera la luz, que el rock y todo lo que venía detrás fuera algo accesible, culpa por haber tenido una banda y haber perdido la ilusión, por no haber estado un poco más loco. Leer “Noches de BV80″ es un ejercicio muy sano y debería ser asignatura troncal en la carrera de estrella del rock aragonesa. El libro refleja muy bien quién es quién en el mundo de la cultura local. También, es un reflejo de un momento histórico apasionante: el inicio de la democracia, con 23F incluido.
Confieso que durante la lectura del libro me sentí tan atrapado que, un día, me planté en la calle Doctor Palomar 17 para conocer el BV80. Me equivoqué de local y entré en un estudio de pintura en el que una chica exponía y pintaba. Le conté la historia del garito y me monté la película de dónde estarían la barra y el escenario. La pintora flipó. Al salir, le dije: -¿Vaya visita rara eh?
Es cierto que por el BV80 pasaron Sabina, y Krahe, Loquillo, Miguel Ríos o Manolo García, pero lo hicieron como figurantes de lujo. El libro habla de personajes mucho más interesantes. Algunos, llegaron a ser conocidos y otros no. Hay un trato muy especial a los Aborígenes del Cemento, un grupo importante para el rock Zaragozano del que no se ha hablado lo suficiente. También aparecen Sopeña y Mauricio, los Lennon y McCartney de aquí. Lo cierto es que por el BV80 pasó toda la cultura de aquellos años -duró desde el 81 hasta el 83- porque en la ciudad no había otra cosa. A los lectores que por aquellos años no sabíamos andar, el libro nos da unas cuantas lecciones: humildad, trabajo, ilusión, imaginación, genialidad y esfuerzo para conseguir las cosas. También nos deja claro que muchos políticos que cortan hoy el bacalao, lo cortaban ya hace casi treinta años. Como para hacerlos cambiar.
Putas, teatro, droga, amor romántico, clases sociales, tribus urbanas, escenas descarnadas y un manual de estilo para profesionales de la hostelería y de la noche son algunos de los complementos de este testamento vital de uno de los primeros “agitadores culturales” -ya salió el palabro- que vio esta ciudad. Valtueña, artista, egocéntrico, cabezón impenitente, golfo, noctámbulo, intuitivo, manirroto, empresario amateur y muchas otras cosas más es el narrador de una historia que debería conocer todo aquel que ose colgarse una guitarra en esta ciudad. La crisis económica actual, encuentra un curioso parangón en la crisis de los primeros ochenta y el lector avezado puede sacar interesantes conclusiones.
Si alguien hiciera un índice de personajes de este libro, ardería Troya. Muchos de los que aparecen por sus páginas no son en absoluto conscientes y otros no quieren serlo. Algunos han preferido olvidar y otros no quieren saber mucho. Para los fanáticos de Bunburi y de Héroes del Silencio, el libro encierra anécdotas muy jugosas y su autor se ha guardado unas cuantas para sus amigos.
Podríamos hablar de estilo literario, de estructura y de organización del libro, pero hay obras que hay que mirar y callar. Esta es una de ellas. Lean “Noches de BV80″ y tendrán una gran ventaja sobre el resto: saber lo que vale un peine.
Para los que se queden con ganas: Blog de BV80
Responses
"La historia más curiosa" en la revista Enigmas...
Contra la Ley Antifumadores
Es historia, que, cuando comenzó la prohibición de fumar en algunos países europeos, a partir del año 2006, no existían o estaban en ciernes las redes sociales, y los atacados se tuvieron que conformar porque lo único que tenían fue la pataleta en su corrillo de amiguetes, sin comunicación alguna entre unos corrillos y otros.
Es historia, que, en varios países europeos con esa misma ley, pero de implantación más reciente, lo que significa: con ciudadanos menos incomunicados, países que, por cierto, legislaron casi tan drásticamente como España, han debido recular por la presión del pueblo. Entre algunos países norteños, el más singular, Holanda, en el que 2.000 pubs de todo el país, negocios regentados en plan familiar, están rehabilitados por el gobierno para poder fumar (el que no quiera ser fumador pasivo que no entre). O, en el sur, Grecia, que tras la rebelión general de la hostelería por la que sacaron de golpe todos los ceniceros en sus locales, el gobierno está revisando esa ley para volver a habilitar zonas para no fumadores, en todos los bares y restaurantes.
Mi señora y yo, fumadores de pro por gustazo y por derecho, desde que no nos dejan entrar a los bares nos dedicamos a pasear. Ahorro y vida sana, si no fuese por esa mierda de contaminación atmosférica, de la que no hay donde refugiarse. (Que, por cierto, ahora se empieza a oír en la televisión estatal que, según estudios médicos, es la principal causante de la mayoría de muertes por infarto, cánceres diversos, etc.).
El otro día, en uno de nuestros paseos con un amigo por el centro de la ciudad, lloviendo, encontramos una terraza dentro de un pasaje comercial abierto, con las mismas mesas de toda la vida en las que siempre se ha podido fumar y, por ello, nos sentamos a tomar una copa para poder charlar a cubierto, aunque hubiese dos grados de temperatura. Estas fotos dan prueba de ello.
Podéis reíros, un poco, antifumadores, no demasiado, no sé si llegáis a entender que no estamos ahí por gusto, sino porque nos obligan.
Pensad que a nosotros, los malditos de esta nueva sociedad dirigida por el gran hermano, no nos dan opción alguna de elegir a dónde ir, como la teníais y la tenéis vosotros.
¡¿Será posible, antifumadores, que, con el buen tiempo, cuando queráis sentaros en esas terrazas, también nos echéis de ellas...?!
El día 3 de enero lancé a la red la idea del cigarrillón por la libertad, y se está multiplicando como la espuma en el mar. Ya se han convocado, con todas las consecuencias, uno en Barcelona y otro en La Coruña.
A través de estas cosas y otras, si conseguimos, como en algunos países europeos, que nos devuelvan espacios de ocio para fumadores (me cuentan de buena mano, que en París y Roma ya se fuma en algunos restaurantes y pubs, haciendo la vista gorda las autoridades), me sentiré libre para poder dejar de fumar, a gusto, si me place.
Para continuar leyendo y reflexionando, otra entrada sobre el tema:
http://barbv80.blogspot.com/2011/01/por-el-cigarrillon-contra-tanta-tortura.html
Gracias Juan Luis, por leerlo y entenderlo.
Gracias por el comentario, me interesa un montón. Lo leeré.
Valtueña tiene que estar orgulloso de esta crónica.
A juzgar por ella, la cultura zaragozana debería estar orgullosa de Valtueña.
Me ha gustado mucho, Juan Luis.