Profundidad de los hoyos



Geórgicas, II, 288–297

Quizá preguntes cómo de hondo es el hoyo.
Yo me atrevería incluso a plantar cepas
en un surco liviano; el árbol que es alto
se hunde más en tierra, y el que más la encina,
que se estira tanto al cielo con la copa
como a la región del Tártaro con la raíz.
Así no la arranca el invierno, las lluvias,
las ráfagas de viento: inmóvil permanece,
a muchos descendientes sobrevive, ve a muchas
generaciones de hombres pasar mientras perdura,
y extiende por doquiera sus ramas vigorosas,
y en el centro sostiene una sombra inabarcable.