"Estudiante, poeta, escritora, compositora, guitarrista, clarinetista, cantante, guionista, actriz, adoptadora de palabras, metódica, perfeccionista, dulce, melancólica, vegetariana, y con memoria textil: con solo mirar una prenda recuerda lo vivido con ella,
BL: ¿A qué te dedicas profesionalmente?
AM: Ahora estudio Lengua y Literatura Españolas. Pero soy escritora y música, es a ello a lo que me dedico y me gustaría llegar a alcanzar la categoría de “profesional”.
BL: ¿Te inspiras en algo o alguien concreto a la hora de vestirte?
AM: Prometo que, cuando abro el armario por la mañana, no tardo más de uno o dos minutos en decidir qué me pongo. No soy de las que se cambian varias veces hasta darse por convencidas antes de salir a la calle. Afortunadamente, tengo muy claro lo que me gusta y lo que no. Y creo tener muy claro lo que me favorece y lo que no. Me considero una persona observadora, pero las “celebrities” no se hallan dentro de mi campo visual por el mero hecho de serlo.
Tampoco disfruto especialmente yendo a comprar ropa y creo en la moda como uno más de los instrumentos de diferenciación o reivindicación individual que existen. Casi de manera inconsciente contra la alienación, el hecho de que, en apariencias, todos parezcamos cortados por el mismo patrón. Poco más. La sencillez y la sobriedad, en constante pero muy sutil coqueteo con la “boutade” en lo que a estilismo se refiere, son para mí la clave. Siempre, la comodidad. En mi caso, me gusta focalizar la atención en un único punto de mi estilismo (la susodicha “boutade”) y potenciarlo. Si ese punto de atención es algún complemento, entonces escojo prendas que no desvíen el protagonismo. Ah, “en mi casa” no suelo ser yo quien lleve los pantalones precisamente… las faldas y los vestidos son mi perdición.
BL: ¿Qué es lo que más te gusta / odias de la moda?
AM: Me gusta pensar en la moda como en la posibilidad de que las prendas que vestimos supongan una prolongación de la piel. Una prolongación que, en el fondo, no nos cubre, sino que nos desnuda. Las prendas de ropa informan sobre quiénes somos, son actitud en potencia y lenguaje, comunican por nosotros. En cuanto a lo que odio o, mejor dicho, no me gusta…, el concepto “moda” no me convence, no creo en las modas, ni en las tendencias. No en mi caso, no “en mi casa”. Y mucho menos con toda esa connotación superflua que por desgracia la moda arrastra consigo. Como anécdota, me produce cierta extrañeza todo ese vocabulario importado de otras lenguas, sobre todo la inglesa, para referirse a aspectos del mundo de la moda. Sintagmas como “front row”, por ejemplo. En algunos casos, existe el recurso al castellano, aunque reconozco que muchas veces el extranjerismo acaba por imponerse. Y quizá resulte incluso divertido.
BL: ¿Conoces alguna iniciativa de moda responsable?
AM: We Are Selecters, sin duda. Es un proyecto comprometido del que me fascinan su concepción de la moda y del mundo de la moda. Su filosofía, su “código ético”, por así decirlo. Con ellos, la industria está en buenas manos: se trata de personas apasionadas, emprendedoras, generosas, innovadoras… Empatizan contigo como individuo diferenciado, no en un sentido clasista, sino en el sentido de que cada uno de nosotros (precisamente como individuo diferenciado) posee sus propias particularidades y peculiaridades. Y eso es muy importante. Además, es gente que se muestra comprometida con los nuevos creadores y apoya las nuevas iniciativas, no solo en cuanto a moda, sino en un sentido mucho más amplio. Y lo hacen desde abajo, desde la cercanía y mostrando algo tan maravilloso como la humildad. Son portadores de una profesionalidad apabullante y mucha clase. Solo tengo elogios hacia ellos y creo firmemente en We Are Selecters como paradigma de vanguardia.
BL: ¡¡Muchas gracias!!!
AM: ¡A vosotras, un placer y disculpadme por utilizar la palabra “boutade”, suena muy pedante, pero es que no se me ocurría otra! Enhorabuena por la página.
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