El valle de las sombras. Jerónimo Tristante. Maeva. 2011. 380 páginas.
Jerónimo Tristante (1969) se ha convertido en uno de los mejores escritores españoles actuales en el género narrativo de intriga y misterio. Hace aproximadamente un año reseñamos en esta sección su anterior novela El enigma de la calle Calabria, tercera de una serie protagonizada por el detective madrileño Víctor Ros. Desde sus inicios literarios en 2001, Tristante va alternando las aventuras de este sagaz investigador decimonónico con otras novelas en las que construye brillantes tramas de resolución de misterios en diversas épocas históricas que el escritor murciano recrea de manera precisa y documentada. “El valle de las sombras”, ambientada en el periodo de la construcción del Valle de los Caídos, es su última narración, donde se vuelven a mezclar con excelentes resultados la historia, la investigación, la intriga y el misterio.
El valle de las sombras narra la relación de amistad entre Juan Antonio Tornell y Roberto Alemán. Ambos se conocen en 1943 en el Valle de los Caídos, el faraónico mausoleo que el general Franco mandó construir en Cuelgamuros, en la sierra madrileña, no lejos de San Lorenzo del Escorial. Tornell, policía de éxito antes de la guerra, es un preso republicano que, tras sobrevivir a los peores campos de concentración del franquismo, ha sido enviado a trabajar a las obras del Valle de los Caídos. Alemán es un héroe de guerra del bando nacional que debe investigar una posible malversación de fondos en el poblado obrero de Cuelgamuros. Una serie de extraños asesinatos pone a los dos personajes, que viven situaciones personales totalmente antagónicas, en una misma línea de investigación.
Tristante recrea con bastante realismo y verosimilitud las condiciones de vida de los presos políticos que trabajaron en las obras del Valle de los Caídos. El valle de las sombras no es, sin embargo, un libro más sobre
No obstante, lo mejor de la novela es cómo logra, a través de varias tramas paralelas que despistan tanto a los investigadores como al propio lector, mantener la intriga y el suspense hasta el último momento.
Carlos Bravo Suárez