Hace ahora poco más de un año nos reunimos, en el bardel hotel Rívoli, Gabriela Wiener, Lucía Lijtmaer, Paula Ruiz, Silvia Cruz y yo. Planeábamosmontar algo. O sobrevivir. Habíamos acudido al calor de Eddy Collins, jefe dellugar, por sentirnos abrigadas. Una de ellas, en un evidente alarde desudamericanidad, habló de “las chicas jazmín”. Recuerdo que me vino a la cabezala imagen del fragante jazmín que cubre frondoso la verja del Seminario Conciliar de Barcelona,detrás de la Universidad central. La mezcla de seminario y jazmín es terrible.
Ayer Gabriela se despidió de Barcelona, camino de Madrid, con un reparto delibros en su casa. Escritores, editoras, pendulantes y cerveza. Paula ya lleva untiempo en Madrid. Eddy permanece inconsciente después de dos semanas en coma. El restoboqueamos. En el Seminario, el jazmín perdió sus flores como corresponde a latemporada.