El puente de los asesinos. Arturo Pérez-Reverte. Alfaguara. 384 páginas.
El puente de los asesinos es la séptima entrega de Las aventuras del capitán Alatriste. Su autor, Arturo Pérez-Reverte, tiene prevista la publicación de dos nuevos títulos antes de cerrar definitivamente la exitosa serie. Con ella ha demostrado que se puede escribir una novela de aventuras en español que no desmerece en absoluto ante los grandes clásicos del género. Además de entretener y divertir, el escritor cartaginense logra recrear con bastante verosimilitud un periodo crucial de nuestra historia, cuyo conocimiento todavía hoy nos permite entender mejor parte de nuestro presente y muchos de los defectos y virtudes de nuestra idiosincrasia nacional.
Tal vez El puente de los asesinos sea una de las mejores novelas de la serie Alatriste. Encontramos al bregado capitán cada vez más desencantado y escéptico, sabedor de que la muerte está al acecho y su final tal vez no muy lejano. Aunque a veces se revuelva con indolente ironía, no puede sino resignarse estoicamente a seguir en manos de quienes dirigen los rumbos del país y usan a sus subordinados como carne de cañón, sin arriesgar ellos nunca sus vidas y sus fortunas. En esta novela más que en ninguna otra dan ganas de gritar de Alatriste aquello que se escribe del Cid en su cantar: ¡Dios, qué buen vasallo si tuviera buen señor!
No abundan en nuestra historia los buenos gobernantes, y son frecuentes los nobles vasallos enviados directamente al matadero. Porque eso es lo que ocurre en esta magnífica novela de intrigas palaciegas y políticas cambiantes basadas más en la conveniencia que en la ética, la dignidad o el decoro. En este caso, es la defensa de los intereses españoles en Italia lo que en el año 1627 lleva a Alatriste a Nápoles, Roma, Milán y, sobre todo y finalmente, a la hermosa y traicionera Venecia, donde una arriesgada y difícil misión le deparará nuevos encontronazos y algún otoñal lance de amor entre góndolas, canales y oscuros y estrechos callejones.
Tal como debió de ocurrir en aquel tiempo, aunque escribirlo hoy pueda parecer reaccionario a algunos reinventores a su gusto de la historia, en la novela se destaca la plural procedencia geográfica de los hombres de Alatriste: un aragonés –el noble y rudo Sebastián Copons–, un catalán, un vasco, un moro, un portugués y un par de andaluces que luchan juntos en defensa de los mismos intereses. Junto a esos curtidos personajes que sostienen al país pese a la desvergüenza y la falsedad de quienes los gobiernan, volvemos a encontrarnos a viejos conocidos como Malatesta o Quevedo. Y por supuesto, al joven narrador Iñigo Balboa, quien, en un párrafo perdido en medio del relato, nos adelanta la futura muerte de su antiguo amo, cuyas aventuras aún podremos disfrutar sus seguidores al menos en dos nuevas novelas.
Carlos Bravo Suárez