El último día antes de mañana. Eduard Márquez. Alianza Editorial. 2011. 160 páginas.
Eduard Márquez (Barcelona, 1960) es un magnífico escritor que ha publicado poesía, literatura para niños, recopilaciones de cuentos y cuatro novelas cortas. Aunque suele escribir sus obras originariamente en catalán, él mismo las traduce al castellano, mostrando así su completo dominio de ambas lenguas. Márquez se caracteriza por su estilo breve, de pocas palabras, con abundancia de elipsis pero con gran densidad de emociones y sentimientos, atendiendo a su idea de que en literatura “menos es más”. Estas premisas se ponen de nuevo de manifiesto en El último día antes de mañana, su libro más reciente.
El último día antes de mañana es una novela ambientada en Barcelona y cuenta una historia dura y triste, que puede leerse en cierta manera como una crónica generacional de aquéllos que, como el autor del libro, están hoy en torno a los cincuenta años de edad. Escrita en primera persona, el relato se estructura a través de una sucesión cronológicamente desordenada de secuencias muy breves. Por medio de ese mosaico de pequeños instantes narrados, se completa la historia de unos personajes que pasan de una severa educación en un colegio religioso -con abusos sexuales por parte de un cura pederasta incluidos- a la explosión de libertad no siempre bien digerida que se vivió tras el final del franquismo. En
El último día antes de mañana es una novela de sueños rotos y de pérdidas en el camino, de heridas incurables, de cicatrices y de cenizas en una urna. Los tres personajes pierden sus sueños en el camino de la vida, cada uno a su manera. Querían cambiar la realidad, pero ésta acabó transformándolos a ellos. Las historias de los tres personajes principales son una sucesión de pérdidas que culminan en tragedia. El relato está contado sin concesiones, de manera directa, afilada, brutal a veces, pero nunca exenta de lirismo y poesía. Una historia envuelta por momentos en la música de King Crimson, de Patti Smith o los Sex Pistols, en la poesía profunda de Rilke, Leopardi o Gil de Biedma. Tempus fugit, y la vida nos depara con frecuencia cosas muy distintas de aquellas con las que soñábamos de jóvenes.
Carlos Bravo Suárez