A PROPÓSITO DE GARY COOPER

Hace unos días leí en un periódico que acaba de aparecer una biografía de mi admirado Gary Cooper, ese actor alto como un chopo, algo desgarbado y con cara de bueno, que no era exactamente guapo, pero sí muy atractivo. Uno de esos hombres que cuando les miramos, nos hacen pensar enseguida en tener encuentros en la tercera fase… por lo menos.

Me gusta leer biografías de los actores de la época dorada del cine de Hollywood. Es como asomarse a fisgonear por una ventana, pero con mucho glamour. Porque las estrellas del viejo Hollywood desprendían tanta magia que aunque nos enteremos de algunos de sus pecadillos, o algún biógrafo malévolo nos cuente que eran escasos de sesera, o que se maceraban a sí mismos en alcohol como guindas al marrasquino, siguen brillando en el firmamento de los ídolos. A mí no se me deshizo el mito de Gary Cooper cuando leí, hace ya tiempo, que fue una especie de semental que se tiraba todo lo que se movía a su alrededor. Bueno, pensándolo bien, no sé si eso es un buen ejemplo, porque tanto poderío sexual añade incluso más morbo a este señor.

En fin, que estuve en un tris de correr a comprarme el libro. No lo hice por falta de tiempo. Aunque me prometí a mí misma agenciármeloen cuanto pudiera. Pero entretanto, leí en El País un artículo de Carlos Boyero a propósito de Gary Cooper, en el que Boyero afirma, entre otras cosas, que no leerá esa biografía por miedo a que se le derrumbe el mito (estoy resumiendo mucho; el artículo – muy interesante, por cierto - está en este link). Y ahora me ha entrado la duda. ¿Merece la pena leer la biografía de un ídolo si ésta amenaza con machacarnos el mito con el que hemos soñado alguna vez? De momento, consultaré con la almohada si finalmente me compro ese libro o no.


(La fotografía la he tomado de El País)


Cuelgo una escena de Bola de Fuego dirigida por Howard Hawks, en la que Gary Cooper hace de científico inocentón que es seducido por una cabaretera. Esta es la escena en la que Barbara Stanwyck le enseña a besar. Por Dios, ¿a qué chica no le gustaría enseñar a besar a un pardillo tan atractivo como salía Gary Cooper en Bola de Fuego?