El próximo lunes a las 20 h. en la librería Antígona de Zaragoza (c/ Pedro Cerbuna 25), Joaquín Pérez Azaústre presentará su último libro Las Ollerías con el que ganó el premio de poesía Loewe y que edita Visor. Le acompañaremos el escritor José Luis Rodríguez García y quien firma estos desvíos.
Un poema de Las Ollerías:
LA MISIÓN
Se escribe contra todo y contra todos.
Es una realidad:
la vida no es proclive a la escritura.
Esto se comprende en un principio:
luego ya se ha hecho tarde para una retirada.
Primero es una fuerza colosal
y hay que revelarla en la familia,
definir un destino y una vocación.
La etapa dura años. Un libro después,
comprendes que la pugna empieza ahora,
que no acabará nunca, si es que en el trayecto
no terminas tú contigo mismo.
Y no va a pasar nada.
Ver nacer a los hijos, ver sentarse a los viejos
y advertir en sus rasgos nuestros rasgos también.
Escribo como recuerdo,
escribo para acordarme a mí mismo.
Me gustaría volver a escribir:
Al principio dormíamos desnudos.
O escribir: Me despierto. Anochece
y escucho unos murmullos sobre el agua,
el aleteo aterido sin las gotas de sol.
Creo ver a mi padre, anciano y aún robusto,
guiando las primeras brazadas de mi hijo.
Me gustaría, sí, pero no puedo,
por más que esto se trate de una confesión,
aunque yo sea más viejo, aunque mi padre
sea mucho más joven que hace años.
Sin embargo, ¿qué hacer, y hacia dónde mirar,
si no es la sustancia de un buen texto?
No se trata tanto de realismo ,
ni de una exactitud artificial:
quizá ser un licántropo del tiempo
consista únicamente en recoger
todos los fragmentos de la foto,
para poder guardarla en el armario
de las horas futuras.