Domingo silente
A los pies de mi cama
llora la calle de rodillas su rezo extraño.
Y no está lloviendo.
Pero parecen deslucidos los colores,
y más quedo el quejido de los gitanos,
y bajan autobuses como siempre,
con la furia de siempre,
con los mismos de siempre dentro
pero más tristes.
Así es este domingo silente
que encubre el último deseo de los borrachos
de vuelta a casa igual de grises.
Igual de solos.
Amanezco en mi cama del mismo lado
y postrado, cada personaje de la película
entona diferente su plegaria.
Con su dolor diferente rezumando.
Con sus diferentes sueños fracasados.
Todos encogidos, en el mismo barrio
en este domingo de abrazo silente.
Constitución
Yo soy breve hija de un libro
que no supo del antes y adolece
crónica ignorancia.
Olvido agudo.
Yo soy una frontera desde entonces,
un borde peligroso con dos filos.
A un lado acudían las quimeras.
Al otro, aglutinados,
rancios episodios vergonzantes
negaban por tres veces el pasado.
Poemas de Elisa Berna
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Fotografía de Emilio Molins
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