La sirvienta y el luchador. Horacio Castellanos Moya. Tusquets. 2011. 267 páginas.
El hondureño Horacio Castellanos Moya es uno de los mejores escritores centroamericanos actuales. Nacido en Tegucigalpa en 1957, se crió en El Salvador y vivió doce años en México. Ha trabajado como profesor en algunas universidades estadounidenses y en la universidad de Tokio y ha residido en varias ciudades europeas. Ha publicado diez novelas y numerosos cuentos. La sirvienta y el luchador culmina un ciclo de varios relatos ambientados en El Salvador. En ellos se ofrece una visión de una parte de la historia de ese pequeño y convulso país centroamericano.
La sirvienta y el luchador es una novela que relata, con ritmo trepidante y crudo y descarnado realismo, la violencia política vivida en El Salvador en los años previos a la sangrienta guerra civil que asoló aquel país entre 1980 y 1992 y que causó alrededor de 75000 víctimas entre muertos y desaparecidos. A los disturbios promovidos por la guerrilla urbana de filiación comunista responden las fuerzas de seguridad salvadoreñas con una represión feroz que incluye su vertiente paramilitar, con la práctica habitual de la tortura, la violación y la desaparición de los detenidos. Un espeluznante relato de la barbarie en estado puro.
El mayor logro de la novela es mostrar cómo el enfrentamiento entre los dos bandos políticos va impregnando a toda la sociedad y derivando de manera inexorable hacia la guerra civil. Nadie puede quedar fuera de un conflicto que contamina a todos los sectores del país, desde los estudiantes a los médicos, desde la burguesía ilustrada a los religiosos. Uno de los aspectos que permiten al lector menos informado sobre la reciente historia salvadoreña fechar los hechos narrados son las referencias al arzobispo monseñor Romero, cuyos sermones en la catedral de la ciudad eran muy populares y cuyo posterior asesinato marcó el inicio de la guerra civil en todo el país.
Aunque El Vikingo y María Elena son ya desde su título los dos personajes centrales del relato, hay muchos otros de interés en una novela que deja hablar y actuar a sus personajes para que ellos solos se retraten ante el lector con sus palabras y sus acciones. Los rápidos y abundantes diálogos recogen el habla coloquial de la calle, con sus giros, modismos y expresiones populares. Todo ello contribuye a acentuar el realismo del libro. La sirvienta y el luchador es una novela espléndida, dura y afilada, que retrata sin ambages la violencia política que se apoderó hasta extremos inusitados de buena parte de las sociedades hispanoamericanas en aquellas infaustas décadas.