Para Marta,
jajaja.
Desde que estás prohibida
más se arrima tu nombre a mi boca.
Tu nombre de leche,
clandestino y oleoso,
dulce y punzante en los conductos,
arrastrando el pulimento
de la lija de tus letras.
Desde que estás prohibida
del eco se alimentan mis deseos.
Y deseo.
Bien sabes que deseo.