Detrás de mí miles de espejos,
y miles de rostros desestructurados
bramando mi nombre al crepúsculo.
Crepúsculo de un tiempo
que huyó de los columpios a los ojos
cansados de un hombre que ya es anciano,
y por más que indago
en el mar anquilosado de sus pupilas,
no le reconozco.
(c)Elisa Berna Martínez