Albada 237


FACILÍSIMO

(10 de Abril de 2011)


Facilísimo: sencillo es escribir sobre el tema y tan inmediato como el no poder evitar que te sacuda un pequeño “achuchón” de indignación al enterarte (mínimo el susodicho “arrechucho” porque a estas alturas, y después de asistir atónitos a barbaridades mayores, “la cosa” no deja de ser casi anecdótica).

Inconsciente: y es que casi te sale la escritura automática cuando escuchas en la radio y nada más levantarte que los eurodiputados no están dispuestos a volar en clase turista ni a congelarse salarios y dietas… No te hace falta ni siquiera terminar de despejarte para hilvanar cuatro líneas en tu cabeza; bueno, en realidad lo que te sale, más que redactar con cierto decoro, es alguna que otra expresión, digamos no demasiado agradable… sobre todo si no alejas pronto de la mente la idea de que esos mismos que se niegan a congelar sus salarios son los que defienden en sus países recortes de sueldos y bajadas de pensiones, claro está, sólo para “nosotros”. ¿Será que “ellos” y “nosotros” son pronombres con sujetos algo más que diferentes y no nos habíamos enterado?, ¿será que los que nos llamamos “nosotros” somos de contextura diferente, de esa naturaleza que lo aguanta todo, mientras “ellos”, los pobrecitos “ellos”, precisan para sus delicados huesos y dulces carnes los mullidos y espaciosos asientos de primera, las nóminas con incrementos, las dietas acumuladas…? ¿hemos creado entre todos, entre “ellos” consentidos y “nosotros” consentidores (no hay más que ver como a alguno se le hace el culo gaseosa –perdón por la expresión- cuando el electo de turno le pasa la mano sobre el hombro) una nueva “especie”?

No: no es tan fácil. Ahora que me he puesto a ello tengo que rectificar: la verdad es que no es tan sencillo escribir sobre semejante asunto. Faltaría espacio, faltaría calma, faltaría un poco de paciencia para elegir con cuidado todo lo que así a bote pronto se me viene a la cabeza, a mí y a muchos más de diferente procedencia porque en este tema, mira tú por donde, los bolsillos de los eurodiputados no entienden de partidos políticos, ni países, al parecer todos hablan la misma y “opulenta” lengua…

Curiosamente el mismo día en que se hacía pública la votación en contra de las medidas de austeridad en la Eurocámara, salía también en la prensa española el sondeo de marzo del CIS. Según el mismo, el paro y la crisis son los principales problemas de los españoles, seguido en tercer lugar por la clase política. No añado aquí tampoco más comentarios; como en el caso anterior faltaría espacio y mucha contención para explayarse sobre tan fastidioso y fatigoso tema.

Sólo, antes de terminar, una reflexión no exenta de cierto buenismo (así que me excuso de nuevo): vivir entre algodones no es bueno para nadie por muy blandito que se viva. No es bueno para “ellos” ni para “nosotros”. Triste gracia ser elegidos para “gestionar” el patrimonio común, para trabajar por el bien de todos y terminar trasteando en una burbuja, con gesto de perdonavidas, y que por no saber ya ni conoce qué es sacarse un billete de autobús, ni que más de la mitad de los que están en esa inauguración no son más que figurines momentáneos, de esos de quita y pon, todos jugando al mismo juego… porque una vez que los de las cintas y el agasajo se hayan ido, la farsa ya no tendrá ni público que la aplauda ni futuro, porque nuestros pueblos están cada día más vacíos y la foto para la prensa lleva impresa la fecha de caducidad…

“Arrojado del paraíso terrenal, Cándido caminó mucho tiempo sin saber a dónde, llorando, alzando los ojos al cielo, volviéndose a menudo hacia el más hermoso de los castillos que encerraba a la más bellaAsí andarán dentro de poco más de alguno de nuestros insignes políticos, claro que sin la inocencia y la honradez del bueno de Cándido. Muchos ya ni reconocerán, después de tanto tiempo, el camino que les va a tocar pisar (los aviones vuelan muy alto, los coches oficiales también). No obstante el olvido será mutuo –¡cómo es la vida al final!– porque el mismo tiempo que han tardado “ellos” en ignorar que son uno de “nosotros”, tardará el pueblo (ocupado como está cultivando su huerto como la criatura de Voltaire) en olvidar sus caras perdidas dentro de la niebla, la misma niebla en la que se alejan esos aviones repletitos de Primera Clase.