Me da que este agua sucia no es la cerveza que he pedido aunque tampoco importe demasiado. En estas condiciones prefiero concentrarme en los navajazos que Winton Kelly y Lee Morgan están lanzando al viento en busca de la mejor frase mientras me pregunto en qué fase me encuentro yo ahora. Ah, sí, ya recuerdo... el sueño de Hassan y toda esa estúpida historia de gatos que maúllan en la madrugada al olor a pescado podrido de prostitutas viejas y chulos que cojean sin un triste sombrero de ala ancha que llevarse a esas cabezas rotas de tanto pensar en nada. Así dejándome los pulmones en este solo improvisado que no es más que sucio bop en una servilleta manchada de mocos y alcohol que apesta a guerra fría. Necesito otra botella. A este paso voy a colgarme de la cornisa del tejado de un domingo cualquiera. Porque hoy es domingo sí, y Paul Chambers no debería manosear esas cuerdas intentado volverme más loco de lo que ya estoy. Siento un impulso incontrolable de golpear a alguien con esta trompeta oxidada que reclama descanso en su funda de piel gastada pero mejor le pido al camarero otra cerveza. Tengo los pantalones mojados y no se por qué. A ver si esta vez acierto a llevarme el vidrio a la boca.
M.A.Delgado