Contra la Ley Antifumadores

Es historia, que, fue Hitler el primer legislador que prohibió fumar en un país occidental para preservar la salud física, que no mental, de la super raza, y provocó la muerte o se cargó directamente a millones de personas.
Es historia, que, cuando comenzó la prohibición de fumar en algunos países europeos, a partir del año 2006, no existían o estaban en ciernes las redes sociales, y los atacados se tuvieron que conformar porque lo único que tenían fue la pataleta en su corrillo de amiguetes, sin comunicación alguna entre unos corrillos y otros.
Es historia, que, en varios países europeos con esa misma ley, pero de implantación más reciente, lo que significa: con ciudadanos menos incomunicados, países que, por cierto, legislaron casi tan drásticamente como España, han debido recular por la presión del pueblo. Entre algunos países norteños, el más singular, Holanda, en el que 2.000 pubs de todo el país, negocios regentados en plan familiar, están rehabilitados por el gobierno para poder fumar (el que no quiera ser fumador pasivo que no entre). O, en el sur, Grecia, que tras la rebelión general de la hostelería por la que sacaron de golpe todos los ceniceros en sus locales, el gobierno está revisando esa ley para volver a habilitar zonas para no fumadores, en todos los bares y restaurantes.
¿Qué pasará en España?

Mi señora y yo, fumadores de pro por gustazo y por derecho, desde que no nos dejan entrar a los bares nos dedicamos a pasear. Ahorro y vida sana, si no fuese por esa mierda de contaminación atmosférica, de la que no hay donde refugiarse. (Que, por cierto, ahora se empieza a oír en la televisión estatal que, según estudios médicos, es la principal causante de la mayoría de muertes por infarto, cánceres diversos, etc.).
El otro día, en uno de nuestros paseos con un amigo por el centro de la ciudad, lloviendo, encontramos una terraza dentro de un pasaje comercial abierto, con las mismas mesas de toda la vida en las que siempre se ha podido fumar y, por ello, nos sentamos a tomar una copa para poder charlar a cubierto, aunque hubiese dos grados de temperatura. Estas fotos dan prueba de ello.












Podéis
reíros, un poco, antifumadores, no demasiado, no sé si llegáis a entender que no estamos ahí por gusto, sino porque nos obligan.
Pensad que a nosotros, los malditos de esta nueva sociedad dirigida por el gran hermano, no nos dan opción alguna de elegir a dónde ir, como la teníais y la tenéis vosotros.
¡¿Será posible, antifumadores, que, con el buen tiempo, cuando queráis sentaros en esas terrazas, también nos echéis de ellas...?!

El día 3 de enero lancé a la red la idea del cigarrillón por la libertad, y se está multiplicando como la espuma en el mar. Ya se han convocado, con todas las consecuencias, uno en Barcelona y otro en La Coruña.
A través de estas cosas y otras, si conseguimos, como en algunos países europeos, que nos devuelvan espacios de ocio para fumadores (me cuentan de buena mano, que en París y Roma ya se fuma en algunos restaurantes y pubs, haciendo la vista gorda las autoridades), me sentiré libre para poder dejar de fumar, a gusto, si me place.

Para continuar leyendo y reflexionando, otra entrada sobre el tema:
http://barbv80.blogspot.com/2011/01/por-el-cigarrillon-contra-tanta-tortura.html