EL MOMENTO DE UN LIBRO

(Mujer leyendo de Pierre-Auguste Renoir)

Entre los comentarios que hemos intercambiado a raíz de la concesión del premio Nobel a Mario Vargas Llosa ha surgido un tema que, creo, merece una entrada propia: el momento de un libro.


Y es que para cada libro hay en nuestras vidas un momento mágico. El período de nuestra existencia en el que recibiremos una determinada historia con los brazos abiertos y le daremos una oportunidad para que nos guste. Y también están los momentos contrarios. La temporada chunga en la que todo nos sale mal, o estamos de bajón anímico, o simplemente con predisposición negativa hacia todo, y no nos entra por el ojo lo que nos cuenta determinado escritor, ni nos seduce su modo de narrar. A mí eso me ocurrió hace años con El siglo de las luces de Alejo Carpentier. La primera vez que intenté leerlo, a los veintipocos años, me aburrí soberanamente y no pasé de la página doce. En el segundo intento, ya en la treintena, me propuse leerlo hasta el final y la novela acabó hechizándome tanto que me dio pena acabarla. El libro era el mismo, pero no el momento vital que atravesaba yo, ni mi forma de ver las cosas, que había cambiado de una década a otra.


Los libros son como las personas. Con algunos tenemos química favorable, mientras con otros siempre será adversa, hagamos lo que hagamos. Pero incluso los libro que a priori nos podrían gustar por su temática y por su estilo, nos caerán fatal si nos acercamos a ellos en un mal momento. Igual que tantas personas a las que conocemos en un mal día y con las que ya será muy difícil entablar una buena relación después del mal comienzo, aunque podríamos haber congeniado.