“Uno de los patios de juego del Colegio Nelis en la barcelonesa calle de Calvete linda con una casita cuyo jardín (o huerto) se cierra con un pequeño muro de mampostería. La hija de los propietarios de esta casita –un matrimonio bohemio dedicado al adiestramiento de cerdos para circo- acostumbra a asomarse al patio subiéndose a un banco o una silla que, dada la escasa altura del muro, le permite aflorar medio cuerpo por encima del borde.” (Familias como la mía. Pág. 322)