BEATITUD EN ZARAGOZA: 2-3-2011.
LOS CHICOS DEL OTRO LADO (I): Beatitud por Esteban Gutiérrez Gómez.
Dan ganas de huir, de salir a la búsqueda de otra realidad. Si pudiese cambiarse el mundo… Pero no se puede cambiar, una guerra con 60 millones de muertos no ha logrado cambiar nada. Huir, el dedo al aire y una larga pista alquitranada por delante. Huir, sin destino concreto, a la aventura. Huir, aún sabiendo que no existe la puerta al otro lado. Sí, pero hay que huir.
La noción general de escapar de una realidad que huele a podrido, se particulariza en el ámbito de un pequeño grupo de escritores para los que el viaje es la vida. Lo importante no es llegar al destino, lo importante es hacer el camino, disfrutar del viaje. A mediados del siglo XX, Cassady y Kerouac recorren Norteamérica viviendo aventuras. El viaje es otra forma de vivir. Si hay dinero: gasolina y carretera; si no lo hay: porros y alcohol. El caso es abandonar la realidad, crearse un mundo a su medida. Cassady es el actor, el protagonista principal, el chico malo de esta película, el pendenciero, el vividor. Kerouac es un chico más intelectual, tiene la mirada del escritor en sus ojos y todo lo ve de una forma objetiva: nunca arriesga su alma. Ginsberg se unirá a ellos casi desde el principio; es un intelectual al que le gusta vivir en el filo, al borde del abismo, que totaliza pasiones y busca siempre el más allá. Burroughs huye de lo acomodado en busca de nuevas emociones. Hay otros actores (uno tan pendenciero como Cassady es Corso), pero basta de nombres propios y busquemos una etiqueta que nos permita clasificarlos (necesitamos saber de qué hablamos, por eso las etiquetas nos ayudan a no pensar), una etiqueta generacional que defina lo que estos cuatro chicos hacen con su vida en los años 50, algo así como los Beat.
Los Beat escriben sobre algo que ya se había iniciado años antes, sobre la necesidad de darse la vuelta frente al mundo, bajarse los pantalones y enseñar la raja del culo. Un que os jodan categórico. Un nuestra vida es nuestra vida y la vivimos como queremos. Duró poco el camino pero fue importante porque marcó el espíritu de la contracultura. Hoy en día todavía bebemos de su esencia. Tanto en el fondo (el mundo sigue siendo una mierda), como en la forma (la prosa espontánea de Kerouac, la libertad del autor en Ginssberg, la experimentación hasta la descomposición en Burroughs). Ahí están sus libros, En el camino, Gasolina, Yonqui, Aullido. No hay más que ponerse a leer.
Duró poco, la huída traspasó los límites con ayuda del peyote y del LSD, primero, y de la meditación, después, y llego a otros mundos. Los 50 acababan y una nueva generación asumió la bandera de la libertad, del cambio, de lo alternativo. Gente que buscaba sanar el mundo con amor. Mucho amor. Demasiado amor. Hippies envueltos en psicodelia que descubren y hacen descubrir el nuevo mundo: el budismo y la filosofía Zen. Al final, Kerouac o Ginsberg, llegan a un tope de vía en el que descubren otra realidad y, lo más importante, descubren que para huir no es necesario caminar, ni siquiera dar un solo paso: la mente lo domina todo. Los 60 se llenaron de esperanza en un mundo mejor. Una visión idealista, despegada de la realidad, de esa realidad en forma de barro que los Beat llevaban pegada a sus zapatos a pesar de que trataban de huir de ella..
50 años después, Vicente Muñoz Álvarez y Nacho Escuín, quieren palpar el reflejo de esa generación inconformista norteamericana en las jóvenes letras castellanas. Son muchos los autores que se posicionan en la contracultura, al margen de institucionalizaciones y servidumbres públicas, que huyen de la mierda en que sigue convertido el mundo, que esperan, al menos, ser consecuentes con su alma, que no cambian libertad por seguridad, que no esperan vender un millón de ejemplares de un libro porque no escriben para un millón de personas, que saben que están al otro lado de esto que llamamos literatura, en la umbría, dónde la nieve permanece más tiempo y el agua que emana del verdín, sabe a vida.
Vicente y Nacho hurgaron, people on the road, y tardó poco en asomarse un universo de nuevos creadores veneradores del espíritu Beat. Beatitud, así se llama la antología, es un compendio de reflexiones, de bionarraciones, de relatos, de vivencias, de ensayos, de influencias que los escritores de esa generación tuvieron en las vidas y en la escritura de cada uno de los autores que participan en este proyecto literario. El resultado es una amalgama de visiones sobre los Beat, una reivindicación del límite, de la huída, del viaje. Lo importante sigue siendo hacer el camino, sigue sin ser decisivo llegar al final, sea bucólico o precipitado. La carretera es una forma de vivir. Es cierto que luchar cansa, que son chicos del otro lado siempre dispuestos a dar guerra, pero ya descansarán cuando llegue la última hora, el suspiro final.
Título original: Beatitud, visiones de la Beat Generation
Autor: VVAA
Edición literaria: Vicente Muñoz Álvarez e Ignacio Escuín
Editorial: Ediciones Baladí S.L.L.
Páginas: 357
Diseño cubierta: Julio Reija
ISBN: 978-84-937661-8-4
Autores que participan en esta antología:
Carla Badillo Coronado, Patxi Irurzun, Ana Pérez Cañamares, Joaquín Juan Penalva, José Ángel Barrueco, Carmen Beltrán, Uberto Stabile, David González, Carmen Camacho, Miquel Silvestre, Raúl García, Sergio Gaspar, Safrika, Nacho Abad, David Mardaras, Mario Crespo, Roxana Popelka, Eduardo Almiñana, Octavio Gómez Milián, Estelle Talavera Baudet, David Mayor, Pepe Pereza, Almudena Vidorreta, Lucas Rodríguez, Inma Luna, Diego Urizarna, Alfonso Xen Rabanal, Pablo Casares, Sonia San Román, Eloy Fernández Porta, Déborah Vukušić, Vicente Muñoz Álvarez.
Esteban Gutiérrez Gómez
Rodolfo Notivol a "Noches de BV80"
Rodolfo me ha enviado este mensaje que quiero compartir.
Querido José Mari:
Felicidades.
Felicidades por la mención honorífica a tu libro NOCHES DE BV80 en los Premios de la Música como mejor libro del año de temática musical, sin duda merecida, y felicidades (aunque sea con retraso) porque hace siete días se cumplieron los treinta años de la apertura del BV80.
Te debía unas líneas sobre el libro desde hace tiempo. Tarde, pero aquí están para lo que dispongas. Tómalas como un regalo de cumpleaños.
“En noviembre, Paco Ibáñez cantó en el teatro Principal “Ya no hay locos”, de León Felipe. Pues sí, aún quedan locos en España. Hace siete años, ya casi ocho, Valtueña decidió cometer una de sus habituales locuras ¿El resultado? Un libro de mil diecinueve páginas sobre la historia de un bar. ¿Un disparate? Lo sería si Valtueña en el libro sólo contara la historia de aquel bar.
A veces, los libros se leen mejor en contacto con otros libros. De hecho, hay quien dice que la literatura tiene mucho de diálogo entre libros. Hace unos días terminé de leer “Anatomía de un instante”, el ensayo de Javier Cercas sobre el 23-F, y su lectura me llevó de nuevo a “Noches de BV80”.
Los dos coinciden en un momento histórico: principios de 1981, pero hacen dos lecturas diferentes del mismo. Cercas lo mira todo a vista de pájaro, desde la altura de la política y la historia. “Noches de BV-80” lo hace a ras de suelo, desde la verdad del arte y de la vida cotidiana. Cercas hace preguntas. En “Noches de BV80”, casi sin querer, como debe ser, se dan algunas respuestas.
Ana Marquesán, Dionisio Sánchez y Félix Zapatero, del grupo de teatro "El Grifo", en el BV80, febrero de 1981
Dice Cercas que el día del golpe y, en general, en toda la transición el miedo nos pudo a todos, que nos quedamos en casa acobardados y no salimos a defender la democracia. Puede haber una parte de verdad en ello. La tarde del 23-F, desde luego, no hubo manifestaciones, ni revueltas. Pero eso no significa que todo se nos diera hecho. No sé lo que habría ocurrido al día siguiente de aquella noche de lunes si los militares se hubieran salido con la suya. Quizás todo se habría ido al traste. Pero siempre he pensado que lo que estaba ocurriendo en la calle, entre la gente, incluso en una ciudad casi siempre invisible como Zaragoza, tenía la fuerza suficiente como para resultar imparable. La necesidad de libertad y las ganas de gozar y de crear no las iba a anular ningún bigotudo con tricornio. Por primera vez en muchos años este país veía la vida como una oportunidad y no como un “valle de lágrimas”. Y eso es precisamente, y no es poco, lo que se muestra en “Noches de BV80”: la voluntad silenciosa, pero obstinada, que empujó toda una época.
Es posible que el libro, como por otra parte casi todos los libros, padezca de sobrepeso, que no le habría venido mal desprenderse de algunas páginas. Pero también es cierto que una parte importante de ese sobrepeso tiene su causa en la generosidad. Entre quienes vivieron aquel momento hubo quien supo ver esa oportunidad de la que antes hablaba y quien no, quien se agarró a ella y a quien le fallaron las fuerzas. Pero mucha gente (desde la música, el teatro, el arte o la propia vida) lo intentó. Gracias a Valtueña, todos ellos, los que llegaron y los que se quedaron en el camino, tuvieron su propio foco de luz y su brillo en aquellas noches zaragozanas y ahora, otra vez, cada uno de ellos tiene su hueco en las páginas de estas “Noches de BV80”. Eso hace del libro un documento más que necesario, imprescindible, y retrata el talante de su autor.
Sí, aún hay locos. Afortunadamente, aún hay locos maravillosos en España.”
Rodolfo Notivol.
25 de febrero de 2011
[Rodolfo Notivol Gascón es escritor y periodista]
Albada 231
LUNA OSCURA
(27 de febrero de 2011)
Él había sido siempre un tipo corriente. Un tipo que podía adjetivarse de vulgar si al calificativo le quitáramos el cariz de grosero o zafio y lo dejáramos sólo en común, normal… El tipo era tan “convencional”, tan del montón que podía pasar desapercibido no sólo en medio de una reunión dentro de un pequeño espacio con una docena de personas alrededor, sino también entre cientos, o por qué no, miles de individuos más, todos semejantes a esos iguales que componen el noventa y nueve, coma, nueve por ciento del género humano… ¡Hasta en el infinito pasaría inadvertido!
Pero –siempre hay un “pero” afortunado en medio o al principio de cualquier vida gris– nuestro espécimen, como en aquellos cuentos de hadas madrinas con regalos, había recibido desde antes del nacimiento el don valiosísimo de “escuchar”; y bien escrito está anterior al nacimiento porque fue para su madre refugio de penas y confidente de tristezas, que el quedarse tan tempranamente huérfano, aún ni nacido, es lo que tiene de tiranía.
A una infancia quieta y una adolescencia tranquila le siguió un camino casi recorrido antes de comenzado. Eso sí, ya desde párvulos fue el único que atendió hasta el final las recomendaciones de “la seño” (ese no salir atropellado de la clase sin abrocharse el abrigo, sin anudarse la bufanda a veces le costaba…), el cómplice atento de las chicas de clase de segundo (una de ellas le dio el primer beso), el último en abandonar las larguísimas asambleas en la universidad atento a la palabra final de aquel discurseador de turno, si no el más inspirado sí el más pertinaz.
Ahora, ya en la treintena, pese a su aspecto fútil, su más que insinuada curva de la felicidad, los pantalones algo caídos y una nariz ocupante quizás de una parte excesiva de lo que sería oportuno corresponderle a una cara, pese a las premonitorias entradas a ambos lados de la frente y pese a su piel de un opaco blanquecino… continúa teniendo el gesto contenido y la mirada suave, detenida, que hace prenderse en él a cuanta persona le habla.
No sabe nada de coaching, ni de aquellos escuchadores japoneses que hicieron de su don un beneficio; ni siquiera es consciente de que, como al “Quintero de la tele”, su silencio abrazador hace decir al hablador lo que jamás se hubiera ni siquiera atrevido a pensar y mucho menos confesar. No sabe tampoco que al fin y al cabo lo que todo el mundo (de cualquier edad y condición) desea, es que alguien se pare y le escuche. Sus oídos en cambio sí que saben de miles de historias que la soledad y el anonimato le han confiado sin esperar juicios ni consejos, sólo pidiéndole que preservara sin romperse y por unos instantes ese sutil hilo de la comunicación, del saberse escuchado.
Aquel tipo normal trabaja como es normal en cualquier oficina normal. Tras su mostrador, atento y profesional, ayuda con el formulario al primero de la fila. Y aquel primero de la fila le desgrana uno a uno sus problemas, sintiéndose cada vez mejor y sin saber bien por qué lo hace… Quizás el camarero (otro escuchador) del bar que frecuenta está demasiado ocupado últimamente vigilando que no se fume en el local, quizás es que últimamente también en su facebook ya nadie ni siquiera le “clica” en el me gusta, quizás en la familia se va con demasiadas prisas… Afortunadamente el tipo corriente del mostrador, el del don, el escuchador, es como una luna oscura en la que brilla sin verse el sol... nunca llegará a estrella, pero siempre nos caldeará un poquito ese universo que algunos llamamos alma.
BEATITUD EN MADRID
VISIONES DE LA BEAT GENERATION by Gsus Bonilla.
Fecha: el Viernes 25 de febrero de 2011
Horario: a las 19:00h
Lugar: Casa del Libro - C/Hermosilla, 21 (Madrid)
Intervendrán: Vicente Muñoz Álvarez (antólogo), Ignacio Escuín Borao (antólogo), David Vicente (editor) & varios autores del libro.
NOTA: el viernes estarán x madrid Vicente Muñoz Álvarez y su tropee presentando BEATITUD visiones de la beat generation (Ed.Baladí, 2011). me insisto en lo que representa para mí vic, y me repito que es uno de esos personajes que andan por este planetapoesía que me merecen todo respeto y credibilidad. desde que aparecí x blogger y supe de él, vi que sus propuestas iban acompañadas de un halo de aire fresco, particular y diferente, un tipo al margen de lo establecido, esto se puede comprobar hurgando por cualquiera de los rincones de su extensa obra, tanto en poesía como en narrativa, así como en las cienes de movidas que ha coordinado o promovido, blogs, antologías, recitales, fanzines, etc,etc; siempre una palabra amable, un trato acojonante para conmigo, cuando nos hemos visitado, cuando nos hemos encontrado; entonces te dices, chaval, a este tipo hay que mimarle. es lo que tienen los animales sociales, que las relaciones personales nos dan fortaleza; y para mi suerte sé que no es el único, ayer en la fnac, en la present de viscerales, vivido lo vivido, también lo recordé...
JUAN BOLEA GANA EL PREMIO ABOGADOS DE NOVELA
Juan Bolea ya nos ha deleitado con muchos libros estupendos. Los últimos fueron la serie policíaca de la investigadora Martina de Santo y la novela negra Orquídeas Negras, donde hace de las suyas una mujer fatal – al estilo de las grandes pécoras del cine negro de Hollywood– teniendo como fondo el agreste paisaje de Isla del Hierro. En la novela premiada el protagonista es un abogado honesto que se ve enfrentado a un dilema moral. Vamos, que la historia promete. Yo ya estoy deseando hincarle el diente.
Desde aquí mi enhorabuena.
(La foto la he tomado de El Periódico de Aragón)
BEATITUD en El viento que agita la cebada.
Llevaba años esperando leer este libro, años... Desde que supe que Vicente quería antologar un libro-homenaje a los Beat. Quizá por eso mis expectativas eran muy altas, tanto que quizá me haya pasado de exigente... El caso es que ahora, con el libro leído y bien analizado y con la sombra de la presentación ciñéndose sobre nuestras cabezas, he de decir que, de nuevo, Vicente Muñoz Álvarez (en este caso junto a Nacho Escuín) ha dado en el clavo y ha conseguido diseñar, construir y vender un libro de culto donde cada autor, como se pidió, ha aportado su particular visión de esta generación: con experiencias personales, imitando el estilo de Kerouac, con ensayos, con híbridos entre la narración y el ensaño, con figuraciones sobre algunos aspectos desconocidos de los beatniks, con alusiones a los outsiders y a las mujeres del grupo… En esta variedad reside la grandeza de este libro que edita Baladí y en el que me enorgullece (lo digo de verdad) participar junto a grandes amigos y escritores admirados aportando mi particular locura beat…
Y el viernes, no te olvides, presentación en Madrid: en La Casa del Libro de Hermosilla a las 19:00.
Mario Crespo, de El viento que agita la cebada.
Si Alguna Tarde
Alguna tarde
de siesta prolongada,
ducha aplazada
y fríos pies
en chancletas de plástico
sentirás peces
en tus bolsillos
de lágrimas llenos.
Alguna tarde
tus largas manos
-redes tristes de invierno-
harán el agosto.
Y si alguna tarde
un pez encuentra tu mirada
morirás de inanición.
Una pecera comprarás,
Y una piedrita de jaspe rojo.
No,
de caliza, de piedra pómez.
No,
una esmeralda verde.
Verde esperanza
para esperar.
Pero tú
-sirenita silenciosa-
fuera te quedarás,
con olor a mar
en tus besos
y tu mustio corazón
de algas rotas
palpitando
en tu blanco camisón
de mangas cortas.
Y para esperar
te comprarás un sillón
-dura roca fuera del hogar-
y una almohada
de caracolas rosas orlada.
Y de tanto contemplar
al pececito cautivo,
-sirenita triste-
de lágrimas los bolsillos
se te volverán a llenar.
Si alguna tarde
un pez encuentra tu mirada,
aprieta los ojos
aunque a puro de tanto apretar
tus bolsillos de lágrimas
se vuelvan a llenar.
Alguna tarde
tus largas manos,
redes tristes de invierno,
harán el agosto.
De su Poemario "CRUCIGRAMA DE AMAPOLAS"
http://www.publicatuslibros.com/fileadmin/Biblioteca/Libros/Poesia/Cristina_Ruberte_Paris_-_Crucigramas_de_Amapolas_completo.pdf
Albada 230
(20 de Febrero de 2011. Bodas de Isabel en Teruel)
–¿Y si no hubiera actuado como se supone debía de actuar? ¿Y si no hubiera hecho como todo el mundo esperaba que hiciera? ¿Y si...? Les he negado su felicidad una y otra vez aún a costa de su dolor, de mi dolor, dolor adormecido porque me he dejado sumergir cada noche en el sueño reparador acunado y protegido por la inconsciencia de lo que se suponía lo correcto, desoyendo llantos de la estancia contigua, desoyendo mi corazón, desoyendo a la vida. Y si todos hemos hecho lo que se esperaba de nosotros, y si la moral y la virtud han presidido cada uno de nuestros actos, cada una de nuestras penosas negaciones ¿por qué este castigo, por qué este arrepentimiento?
Nada que reprocharle al AMOR en esta historia, nada que echarle en cara. Tan sólo... quizás ese “tan sólo” fuera que existiera, que hubiera sido. Cuatro letras y es capaz de cambiarlo todo, subversivo amor, desestabilizador amor que rompe esquemas y sistemas, que altera órdenes sociales fieramente amarrados, toque leve que mina rígidas costumbres, resquebraja castillos de normas y decencias... Tan pequeño que habita en un dulce pecho y es artífice de la mayor desventura...
¡Pero de nada, de nada de ello es culpable AMOR esta vez!: Aquí Amor ha sido correcto, se ha doblegado a la moral, al bien pensar, ha callado y ha concedido, ha sepultado durante los años de espera su impaciencia y al final ha envuelto su silencio en el amparo dulce de Thánatos. Salgamos pues, todo está hecho. Y actores somos.
–Bien has comenzado diciendo “actuado”, pues tan sólo actores somos, amigo. Y tan bien te veo en tu papel que ya sólo llamarte padre sé en esta historia. Historia re-vivida en la gente de Teruel, entregada a ella año tras año; historia contada siglo a siglo, su historia que hoy hacemos nuestra. Y yo, ahora ya Isabel, hija obedientísima tuya, Don Pedro de Segura, te aseguro, padre mío, que con gusto cambiara el guión y te desobedeciera. Que ni de fábula moralista, ni de tragedia con triste desventura quisiera ser protagonista. Y ya que ni transgresores como Eco y Narciso fuimos, ni atrevidos en placeres como Eurídice y Orfeo, me duelo como tú de esta triste desventura nuestra.
Y si fuera verdad que amor omnia vincit, ahora en las calles de esta ciudad dolida convertiría tragedia en rebeldía, cambiaría tristes metáforas por alegría... Pero dices bien, Pedro de Segura, llamemos ahora a mi amado Juan y salgamos ya, todo está hecho. Y actores somos.
DOSIS DE PURA LITERATURA: Reseña en La República Cultural.
Beatitud, visiones de la Beat Generation
Dosis de pura literatura
Blanca Vázquez - laRepúblicaCultural.es
Autor: VVAA
Edición literaria: Vicente Muñoz Álvarez e Ignacio Escuín
Editorial: Ediciones Baladí S.L.L.
Páginas: 357
Diseño cubierta: Julio Reija
ISBN: 978-84-937661-8-4
Precio: 20€
Presentación en Madrid
Fecha: el Viernes 25 de febrero de 2011
Horario: a las 19:00h
Lugar: Casa del Libro - C/Hermosilla, 21 (Madrid)
Intervendrán:
Vicente Muñoz Álvarez (antólogo)
Ignacio Escuín Borao (antólogo)
David Vicente (editor)
& varios autores del libro
GRACIAS A LOS PREMIOS DE LA MÚSICA ARAGONESA
Gracias por esa mención honorífica como mejor libro del año de temática "musical" a "NOCHES DE BV80" en ese gran escenario.
Gracias mil a Aragón Musical,
de Valtueña y Marisa Lanca.
BEATITUD EN MADRID: 25-2-2010.
Viernes 25 de febrero,
19 h Casa del Libro - C/Hermosilla, 21.
Madrid
Intervendrán
Vicente Muñoz Álvarez (antólogo)
Ignacio Escuín Borao (antólogo)
David Vicente (editor)
& varios autores del libro
Os esperamos
Cover by Jul
PULL MY DAISY by Víctor Marchán.
Y es que no me encuentro bien; lo achaco al almuerzo de esta mañana.
Si quieres un consejo: no dejes nunca entrar a Burroughs en tu cocina, lo dejará todo patas arriba y tendrás ardor de estómago al menos durante dos semanas. Aún no sé bien cómo me dio por abrirle cuando llamó a mi puerta una noche, de madrugada, vestido con un ajado traje manchado de barro y una raída maleta por todo equipaje. Pero era el amigo de un amigo, no podía dejarle en la calle. Ahora vive bajo mi fregadero y sólo sale de ahí para pedirme tabaco o cuando huele a café recién hecho.
No le cobro alquiler.
Me aparto del teclado un instante, el justo para encender un cigarro y darle una primera calada que inunde mis pulmones. Releo lo escrito y el humo que expulso se me antoja menos denso que el texto.
Es entonces cuando, a mi espada, oigo reír a Bukowski. Desheredado de su propia generación (llegó tarde por tomar una última copa), también terminó aquí. Aunque él no llamó a la puerta y, directamente, se coló por una ventana.
«Así que quieres ser escritor, ¿eh?», me pregunta con sarcasmo.
Y me planteo mandarlo a pasar una temporada junto a Burroughs, bajo el fregadero. Pero no puedo; él llegó antes… y tiene sus privilegios.
Víctor Marchán
Un paseo por el parque
Contesta que de todo un poco.
"Puede concretar un poco más?", dice el periodista.
"Pues ahora estoy que no meo con Beach House, concretamente Walk in the park me tiene hechizado".
Así que buscamos el vídeo de esta canción.
Aquí está.
Beach House - Walk in the Park (Official Video) from Allen Cordell on Vimeo.
EN EL 47 by Rubén Casado.
Rubén Casado
Las amapolas tiernas de la infancia
(c) Elisa Berna Martínez
BEATITUD: El Concurso.
Queremos que también tú nos aportes tu particular visión de la generación Beat. Envíanos para ello un microrrelato de no más de 250 palabras que de un modo o de otro refleje tu experiencia con la Beat Generation. Cuéntanos lo que quieras y bajo la fórmula que tú quieras.
Iremos colgando cada día tanto en el blog de la editorial (http://edicionesbaladi.blogspot.com/) como en este blog: http://beatitudvisionesdelageneracinbeat.blogspot.com/ los mejores textos.
El 15 de marzo elegiremos entre todos los seleccionados los 3 ganadores y les haremos llegar un lote de 5 libros de Ediciones Baladí.
Participa y cuéntanos lo que quieras sobre la Beat Genaration.
MÁS...CANCIONES DE AMOR
Arranco con Sonido de Filadelfia: Love's Theme de Barry White y su vozarrón de ultratumba. ¿No os dan ganas de poneros a bailar como el Bizcochito de Ally McBeal?
La siguiente es The Love I Lost de Harold Melvin & The Blue Notes:
32 FRAGMENTOS DE BEATITUD seleccionados por David González.
; crucé el desierto de Sonora; me bañe a orillas del Río Grande; me interné en los territorios indígenaas de Nuevo México, participé en ceremonias de peyote -siendo la única extranjera-; dormí al interior de tepees, al pie de lagos y quebradas; amanecí entre venados y búfalos en Colorado, dancé junto a lakotas, apaches y navajos, y me perdí entre los pueblos fantasmas del Lejano Oeste. En el camino escuché disparos y los gritos de Billy the Kid, y recordé fragmentos de otros aventureros como Jack Kerouac, quien junto a Neal Cassady recorrió el país de costa a costa hace más de medio siglo. Así avancé por la Ruta 66, derechito a San Francisco, sola y bajo un cielo en llamas, "atravesando América, en la línea divisoria entre el Este de mi juventud y el Oeste de mi futuro".
Fue en 1947, con diecisiete años, cuando me convertí en escritor, por eso le dediqué Gasolina a mis compañeros de celda, "a los ángeles de la cárcel de Clinton, que en mi décimo séptimo año me entregaron, desde todas las celdas que me rodeaban, libros llenos de luz". Venían los libros de todas las celdas, y después supe que todos esos volúmenes habían sido de un antiguo huésped, Charles "Lucky" Luciano, cuya suite ocupaba yo entonces. "Lucky". Luciano fue uno de los últimos grandes gángsters y mi mejor maestro. Mientras estuvo preso, siguió dirigiendo todos sus negocios desde la celda.
La carretera es el corazón de los países.
L. (1926 - 1971?) / CARMEN BELTRÁN FALCES:
Había en todo ello una mezcla de pasión y revelación, una necesidad de interpretar todo lo hasta entonces conocido desde otra mirada. Creo que Jack Kerouac me enseñó a leer de otra manera, a leer con otra conciencia y consistencia. Ya no pude volver a leer la Divina Comedia, El Quijote o Huckleberry Finn, sin descubrir esa tradición romántica, popular, inocente y divertida que Jack nos regaló en On the Road, la novela mecanografiada sobre papel continuo de teletipo, que como él, vagó de editorial en editorial hasta que una tarde de verano de 1977 llegó a mis manos en una vieja edición de la Editorial Losada.
Con Arthur, las drogas: absenta & hachís.
El estalinismo ha matado mucho, de acuerdo, pero el anhelo beatnik ha matado peor. Lo ha hecho lentamente, dejando envejecer a los jóvenes hipsters y enfrentándolos al espejo de su fracaso como inconformistas. El beat, o muere joven o muere ridículo. Generaciones enteras de sensibles muchachos se han malogrado soñando con viajes iniciáticos y aventuras en la carretera; la mayoría nunca lo intentó, o como mucho se conformó con un largo fin de semana de fiesta química que no les dejó sino ojeras.
Y luego han empezado a hablar de la edad, que tenemos una edad y hay que hacer esto y lo otro como si fueran pasos preestablecidos que hay que cumplir antes de la fecha límite, tener una casa con una hipoteca cómoda acogedora y con gusto, y dos coches uno grande y elegante para él y otro pequeño para la ciudad, fácil de aparcar pero bonito. Y el trabajo, el trabajo es importante, pasta, pasta y posición (más dinero), mejor mandar que ser mandado, mucha responsabilidad bien pagada. ¿Y qué hay de los hijos?
Sucedió en un libro, como la mayoría de las cosas importantes de mi vida. Yo era un joven universitario y antifranquista, con barba y pipa y gafas de concha, que me creía escritor. Compré -o robé en una librería, no puedo estar seguro, porque por aquellas fechas practicábamos con asiduidad la revolucionaria acción de robarle libros al sistema capitalista y devolvérselos al pueblo, es decir, a nosotros, sus legítimos propietarios - la Antología de la Beat Generation de Marcos Ricardo Barnatán, volumen de tapa dura publicado por Plaza y Janés en los años 70.
¿Sabes cómo conocí a Neal?, menudo tipo, qué descerebrado. Me lo presentó Greg, el chico aquel taaaaan fuerte con el que salí un par de veces, en San Francisco. Me llevó a beber, había mucha gente pero casi no recuerdo nada, iba tan ciega ¿sabes?, ¡taaaaaaaaan ciega! Total, que estuvimos en el Golden Gate Park, me tiró en la hierba me besó un poco y luego me llevó a una casa, bueno, a un cuchitril, una mierda de casa con un agujero por ventana y Neal estaba allí, desnudo, muy guapo eso sí, pero ¡abrió la puerta desnudo!
Por otro lado, carecíamos del valor para acercarnos a ella sin más, sin una excusa. Nunca fuimos lo que se dice tipos listos para estas cosas. A otros les bastaba con palabrería, con sonrisas de baratillo y chistes groseros. Para nosotros, acercarnos a las chicaas que nos gustaban era como intentar saltar sin pértiga un obstáculo del tamaño del mundo. Si una chica nos gustaba de verdad, podíamos darnos por perdidos. Y ése era el caso de Sara. ¡Era especialmente el caso de Sara, que tenía dos caderas como catorce ocho miles!
Pero lo que estaba percibiendo en primer término -en seguida me di cuenta- era una superficie brillantemente tramada e iluminada por Kerouac, tan iluminada, brillante y superficial que sería finalmente perfecta para la inevitable implosión cósmica que la iba a traspasar en toda su potencia trágica en las últimas páginas de esa novela gótica que es Los vagabundos del Dharma, cuya imagen final, desenlace y clímax es una crucifixión monumental: un hombre crucificado en la cima del pico Desolación,
Es la una de la madrugada. Por la carretera nacional 122 apenas circulan coches. El Golf rojo avanzaa con las luces interiores encendidas. Sobre la carátula de un compact discx del sello alemán Tresor, una montaña de polvo blanco con olor a manzana. El tiro me golpea el tabique, me ataca el lacrimal y se instala en mi ojo derecho. Noto el amargor en la laringe. Instantes después lo único que puedo sentir es el chorro de palabras que mana de mi garganta, un torrente de voz que evoluciona mi uso habitual del lenguaje.
Gracias a Carlos, Mónica conoce a Walcott, a Diane di Prima, a Cassady, a Burroughs, a James Tate.
Howl se había convertido en un éxito, y todo Nueva York tenía puesta su mirada en un poeta joven, con gafas, algo desaliñado, hasta entonces casi desconocido. Habían salido juntos un tiempo, le conoció a través de un profesor amigo de ambos. Desde el primer momento sintió la conexión, un lazo bíblico, en el que no había creído hasta entonces. "Almas gemelas", pensó. Un tiempo después de aquellas primeras citas, Allen Ginsberg conoció a Peter Orlovsky, y se enamoró de él.
El offbeat bien podría llamarse de cualquier otra forma, y también estaría bien. El offbeat no tiene un solo color en la paleta. Los tiene todos, y repetidos, feos y bonitos, insípidos y chocantes. A veces logra impresionar o ser impresionista, pero otras mezcla todo demasiado y el color mierda puebla el lienzo y nos llevamos la mano a la cabeza: "¿Qué has hecho, descerebrado?". Es tan genuino como el que puede escalar la montaña más alta sin perder los dedos gangrenados, aquel que sabe regresar vivo a casa y dormir a pierna suelta.
Con nuestras mochilas preparadas y los sacos de dormir enrollados, J y yo nos echamos a la carretera. Destino, nos daba igual el destino. Lo único que queríamos era vivir aventuras similares a las que habían vivido nuestros héroes literarios. Dinero no llevábamos, lo habíamos invertido en tabaco y hachís. Para alimentarnos cogimos todas las latas de conserva que nuestros padres acumulaban en la despensa. Mientras tuviéramos para fumar la comida era lo de menos. Para leer, J se había llevado En el camino. Yo, La senda del perdedor.
El hombre paga el dinero justo y extiende sus dedos ensalivados por el montón de bolsas que probablemente luego me llevaré yo entre las manos. Trato de memorizar la imagen porque no me gustaría tocar su saliva y almaceno las zonas húmedas en mi memoria. He comprado carne, sólo un pequeño paquete, y una botellita de alcohol de 90 grados. Alcohol para limpiar las heridas. Pi. And the wraiths all tell you to cool it but then, that was never your way.
El baño de mis tíos está diseñado para mear sentado, una pequeña señal al más puro estilo icono de tráfico te sugería practicar sentado para no salpicar. Estaba diseñado para poder alcanzar de este modo también alguno de los libros que reposaban sobre una pequeña estantería a la altura adecuada en el flanco izquierdo. Nunca hacía caso de los libros que allí aguardaban en la cuasi perpetua oscuridad de aquel mínimo retrete.
Desde el escaparate, Kerouac se abrazaba a Cassidy, la panda de los beats posando justo delante de la librería, en el lugar donde nosotros nos encontrábamos ahora. Howl, howl, howl por todas partes.
Jonás se levanta del asiento trasero de la Kangoo que hace de ambulancia y marca la página de En el camino con una polaroid de su novia, y deja el libro sobre un buzo amarillo y sucio que está arrugado sobre el asiento trasero de la Kangoo, y sucede aquello de Ítaca no es Ítaca versus los atardeceres cruzando Alfajarín a 160 por hora con la ventana abierta, mirando sobre las colinas como camas deshechas la silueta de un toro de Osborne recortando las nubes, el cielo, la luz a medias, las tímidas gotas de agua que empiezan a formarse en la luna delantera en un cementerio de insectos aplastados.
... Pues entre las torturas aprendí que en la guerra lo que matas es una parte de ti... y si no asimilas que estás matando aquello que no integras de ti, si en ti queda algo de conciencia en vida, caminarás siempre sangrante pues esa herida nunca cicatrizará... nunca... por mucho que tu parte racional te engañe, te diga que hiciste lo correcto, por ti, por tu país... unos ideales en los que no crees cuando todo se muestra claro, cuando ves que utilizan el mismo engaño en pervertir a las nuevas generaciones, siempre con el mismo pretexto para el enriquecimiento de los mismos: el miedo...
Posteriormente se dijo de ellos que eran unos hedonistas que el aburrimiento empujó a una vida disoluta. Tal vez hubiera algo de cierto en esta apreciación, pero es igual de cierto que cuando comenzaron su gran aventura eran unos pioneros que dejaron atrás muchas cosas que jamás recuperarían y forjaron un temperamento que Joe no volvió a ver en nadie. Tal vez acertaron, tal vez no, pero eso no era lo que más importaba.
Al Oasis Pub no llegaban las caravanas de mercaderías de especias sino los perros abandonados y los camellos.
Las instituciones soñadas. La novela en cuestión contiene el que, a mi entender, es el primer texto donde ya se encuentra, in nuce, el mundo burroughsiano. Debo decir que, por lo general, no soy partidario de hacer esta clase de lecturas retrospectivas, que presuponen que la poética toda de un escritor ya está contenida en algún texto temprano. Creo que esas interpretaciones suelen ser falacias, pues pasan por alto la relevancia de la evolución creativa y todo lo explican a partir de un principio fundamental.
Escribe. No puedo.
Después de ti sólo he vuelto a hablar para reivindicar las flores transgénicas. La belleza natural de las orquídeas me tira de los pelos, me insulta tanta perfección.
Me justifico. Estoy seca. No sé qué contar.
Lisboa: la vida que se hunde y sigue en pie. Recibiendo mensajes subliminales y hablando volados de Chinaski y Mona y Henry. Marineros, artistas, fulanas, sifilíticos y opiómanos, fadistas, poetas, yonquis, carteristas... Beodisea. Y beatitud. O el tiempo que no existe. Y la terapia del camino. Vocación de olvido, inconformismo visceral respecto al mundo. Como entonces, en plena huida, en pleno vuelo, a cientos de kilómetros de casa escribiendo en sudor de ocio y confusión nuestra historia, emborronando por centésima vez las páginas más memorables de nuestras pequeñas vidas.