Triángulo escaleno

Biarge, Perales y Sierra forman un triángulo escaleno. Un triángulo cojo, de lados irregulares.
Los tres se conocieron estudiando Biblioteconomía y Documentación en la Universidad de Zaragoza, los tres se descubrieron escritores de cuentos y los tres en base a la coincidencia de esa misma inquietud formaron una sociedad literaria que ha culminado en esta publicación colectiva de sus relatos.
Una colección conjunta que por un lado es la consecución de esa ilusión compartida y de su amistad y que por otro supone su presentación, el estreno de tres nuevos autores (aragoneses los tres). Pero a partir de ahí cada uno queda expuesto en solitario ante sus virtudes y sus carencias; porque el lector, ajeno a todo lo demás, valorará a cada uno por separado y se hará inevitable el concurso, la competición entre ellos. Y el resultado es que Biarge gana con diferencia, Sierra no queda mal y Perales pierde mucho en la inevitable comparación.
Para los autores este libro será siempre un recuerdo inolvidable, pero para el lector lo único importante es adivinar el futuro basándose en el presente, en lo leído. Agradecer la fortuna de descubrir a un autor desconocido que sorprende en su debut. Un nombre nuevo que apuntar en la memoria y esperar el siguiente paso. Leer “Aún después de muerto”, el relato de Jorge Biarge, y admirarse; disfrutar, asombrarse con su talento y hablar de él sin que esto parezca una maldita operación triunfo. Porque todos sabemos las vueltas que da la vida y cómo cambia todo.
Este “Dioses comiendo moscas” está compuesto por quince relatos de los que Biarge ha escrito cinco, Perales cuatro y Sierra cinco. Y hay uno, “Phenomena”, que es colectivo. Un libro sin un género determinado sin un argumento o tema común en el que cada uno ha demostrado de lo que es capaz supongo que incluyendo lo mejor que tiene. Y ese relato colectivo aunque parte de una idea realmente interesante y capta la atención nada más empezar se pierde después en una teoría compleja mal explicada y mal resuelta convirtiéndose en un proyecto frustrado. Al igual que los relatos de Perales, desestructurados, pretenciosos en la forma y el lenguaje, narrados a trompicones, excesivamente personalistas, más pendientes del mensaje pseudopanfletario que de la narración. Sierra, con un estilo directo y visual, muestra su predilección por la ciencia ficción y ha escrito dos muy buenos relatos ambientados en un mundo futurista en el que, a pesar de los avances científicos, la robótica y los androides, los sentimientos humanos siguen siendo fundamentales. Y Biarge demuestra su polivalencia y su riqueza; sus cuentos se deslizan sin tropiezos, con una oralidad asombrosa; mezclando narración, ensayo, teología, literatura, viaje, imaginación, humor e inteligente ironía en cuatro relatos magníficos.
Las ilustraciones de Ismael Blasco son un acierto y un valor añadido, pero el editor podría haberse ahorrado menos en papel y prestar más atención a la maquetación. No habría embutido el texto como las sardinas de las latas y evitado errores y espacios en blanco que molestan en la lectura. Pequeños detalles que hacen de un libro un objeto perfecto.

“Dioses comiendo moscas” Jorge Biarge Fanlo, Sergio Perales Tobajas, Ernesto Sierra Sanz. Ilustraciones de Ismael Blasco. Grupo Editorial AJEC. 182 páginas. Granada, 2011.