Carne de membrillo



Estos días hemos recogido los membrillos. Son sietemembrilleros que plantó mi padre en 1978, tienen ya la edad de Jesucristo. Enlos últimos años las sierpes alrededor del tronco casi los convierten enarbustos, y poco a poco, marzo a marzo, hemos ido limpiándolos, aunque lafruta, los membrillos gordos y amarillos, no acababa de salir. Pero el pasadootoño a un vecino que estaba quemando rastrojos se le descontroló el fuego ychamuscó las ramas de los membrilleros que invadían su terreno. Teniendo en cuentaque están plantados en la linde, casi la mitad de cada árbol pasó a mejor vida.
               Elvecino se llevó un disgusto tremendo. Nos pidió que pusiéramos precio a losárboles que se nos hubiesen socarrado, o que le dejásemos plantarnos otros dela misma especie en su lugar. En estos casos a uno le sirve con la actitud. Mipadre y él siempre han sido buenos vecinos y le dijo que no se preocupase, quetampoco había sido tanto el daño: un par de parras, un ailanto cuyo desarrollocasi visible ya nos estaba preocupando, un seto de aligustres apoyados en lavalla del linde, un par de arizónicas en la otra valla y los siete membrillerosveteranos, que junto con cuatro cerezos (uno se acaba de morir, tengo quededicarle una bernardina) y tres o cuatro manzanos reinetos son los árboles másviejos del lugar.
               El casoes que el incendio les sirvió de poda y este año las ramas que penden haciaadentro, a las que no llegó el fuego, estaban cuajadas de frutos, gordos, durosy amarillos, y aún otros más pequeños de un verde muy tenue, un verde que estádejando de ser verde. El amarillo es denso y claro. Es un amarillo de secano,como las mismas pomas, de piel irregular surcada por pliegues que se aprietan yrecogen en frunces carnosos en el culo (en el ápice umbilical), algo másprotuberantes en el lado del pezón.
               En cuantose ha hecho de noche nos hemos puesto a pelar unos cuantos y a cocerlos, alimpiarlos de los puntos negros, del interïor breve gusano, como diría Góngora,en el caso de que los hubiera, porque estaban de lo más lozanos, lustrosos nadamás pasarles un dedo por el vello que los cubre, y los que se habían podrido yaestaban marrones, encogidos, con estrías horizontales, aun colgados del árbol.
               Conestos primeros membrillos solemos hacer compota. Para la carne de membrillo senecesita más azúcar y eso no pega mucho con el fruto recién cogido, que es unfruto austero, de carne dura, con un aroma limpio de despensa o de lagar. El membrillo es pariente de la rosa,su aroma es el aroma del otoño, pero en él no hay nada luxurioso. Es más, es un olorque se percibe con más intensidad en los lugares fríos, en los cuartos dondehay que estar vestido. Tiene algo de convento frío, de ascetismo austero, defragancia no pecaminosa, de sosiego espiritual. No es fruta que chorrea por loslabios al morderla, y sin embargo es, por así decirlo, la más real. Sólo aldulce de membrillo se le llama carne. Por algo será.