Noches de BV80 en MondoSonoro


MONDOSONORO. Febrero de 2011, nº181

VALTUEÑA. NOCHES DE BV80.

Por Mertxe V. Valero

Esta es la historia del BV80, catalizador socio-cultural zaragozano al que, sin ninguna duda, muchos le debemos una parte de nuestra trayectoria vital. Sin Valtueña y su BV80, seguro que la creatividad zaragozana habría encontrado sus cauces, pero probablemente no se habría vivido igual ni la contaríamos de la misma manera.

Catalogado dentro de la “novela histórica”, “Noches de BV80” (Libros del Innombrable) es también un espléndido catálogo de antropología. La brutalidad se encuentra impregnada de la inocencia propia de esa infancia histórica y cultural que padecían Zaragoza, y el país entero, a principios de los ochenta.

José María Blasco Valtueña, artista plástico del ámbito del Grupo Forma, comienza esta historia en noviembre de 1980.

"Mientras estudiaba arte, aprendía de mi padre el oficio de pintor de brocha gorda. Eso me permitía y me permite hacer lo que me da la gana en el mundo del arte, sin intermediarios que se convierten en directores. En aquel tiempo, en aquella crisis, ni trabajaba ni cobraba paro. Necesitaba hacer algo con lo que mantener mis necesidades creativas. Algo excepcional. Nació el BV80".

El BV80 representa la utopía cultural del agitador cultural por excelencia. Un lugar en el que hacer y hacerse, regentado por un idealista inconformista. Allí se fraguaron Los Grifos, Carlos Martín, Mauricio Aznar, Enrique Bunbury, Aborígenes del Cemento... Más de trescientas entrevistas y cinco años escribiendo han sido interpretados en mil páginas en forma de apasionante diario que se complementa en http://barbv80.blogspot.com. Eran necesarios muchos protagonistas prestando sus memorias; produce vértigo recrear el trabajo, compartido con Marisa Lanuza, su mujer y autora de la portada.

"A veces, cuando localizaba a alguien que meses atrás no recordaba que existía, parecía que llevara más de veinte años esperando a que lo llamaras para contarte algo. Sentían una necesidad imperiosa de desprenderse de eso que guardaban en las tripas. Al mes siguiente lo volvías a llamar para comparar con otros recuerdos y muchos me sorprendían, preguntando que si eso me habían contado, que no se acordaban de nada. Gracias que todo había quedado anotado".

Sigo sin entender por qué se inicia un decepcionante febrero del 83 si durante el viaje nos espera una crónica vibrante de experiencias.

"Nunca pretendí escribir esta historia. La mayoría de las cosas relacionadas con el BV80 fue como si hubiese tenido necesidad de olvidarlas. Un artículo de Matías Uribe me obligó moralmente a retomarlo.
Quise empezar esta historia al final porque fue el principio de mis olvidos. Reflejar con el mayor realismo posible los sentimientos y circunstancias que te llevan a borrar parte de tu vida. Este libro es un juego de memorias, en el que se autoanaliza la mía y la de muchos. En la primera parte hay historias contadas como las recordaba, que en la segunda se narran tal como entre todos hemos deducido que realmente fueron".

Peñíscola es una huida con su particular viaje a los infiernos donde reencontrarse con el Valtueña creativo. Después de diez años su regreso está protagonizado por el arte, destacando "una intervención en la iglesia de San Atilano de Tarazona, “¿Ya han muerto los ángeles del futuro?”. El suelo de todo el templo lo ocupaban 13 sepulturas modeladas con arena, con forma de falo, incluidos testículos. De cada una asomaba el ala negra del ángel negro, que en ella había enterrado en posición fetal. De ahí la forma de pene de más de 2 metros. Lo más bonito: en la inauguración apareció el obispo acompañado de varias monjitas, que se quedaron encantadas con aquellas “esculturas tan bonitas”.

Una de sus últimas intervenciones ha sido en la sala de conciertos NOBOO de Tudela y sirve de base a un cortometraje al que le está dando los últimos toques Lucio Cruces.

Anteriormente, Valtueña ha publicado el poemario “Pensamientos del mes ante el botellero” en la misma editorial.