Quizá una cama suspendida en el aire y una mujer en el borde de lo que parece un precipio. Quizá está despierta o soñando que despierta en otra casa de ventanales enormes con cortinas transparentes. Quizá esté contenta o se contenta con lo que tiene o lo que cree que guarda en los bolsillos. Los camisones no tienen bolsillos. Quizá los vivos lamentan, o la mente se llena de sugestiones, y están felices con la mujer cadáver que aún no sabe si vive o sueña, si cuelgan sus pies o baila. Y si aquellos ventanales eran preciosos ¿por qué nadie nunca los abría?