Daniel Nesquens no sabe nadar. Como lo oyen. Así que cuando el cielo comienza a nublarse y se escucha la aproximación de los truenos, Nesquens corre a su armario y saca el flotador. Busca la boquilla y sopla y sopla hasta que el patito estira su cuello. Ya tiene donde agarrarse. Un día de abril (ya se sabe en abril lluvias cien) en el que el cielo se encapotó sin previo aviso, sopló tanto y tanto que derribó la pared de una casa prefabricada marca ACME. De la casa salieron tres cerditos y un lobo que comenzaron a increparle. El flotador con forma de patito se lo regaló (no se lo van a creer ustedes) el mismísimo Ronaldo. Sí, el futbolista. Días después el futbolista fichó por el AC Milán y Nesquens se compró una goma de borrar y borró la tilde. Más tarde, un cuaderno y un bolígrafo. Ya tenía con qué escribir. Pero no escribió nada. Nada. Dibujó un corazón y una flecha que lo atravesaba. Para los curiosos: era un 25 de octubre de 2000. Aquel día no llovió, el cielo estaba azul y despejado. Y si no se lo creen miren por la ventana. Y sí: eran los tres cerditos. Nada de cuatro como se viene insistiendo.
[La nota biográfica de Daniel Nesquens en "Como pez en el agua"]