Tutankhamon en Madrid...

La exposición "Tutankhamón, la tumba y sus tesoros" visita Madrid. Estará en el Pabellón 12 de la Casa de Campo hasta el 17 de Octubre. Es una ocasión única de observar, por ejemplo, como se encontraba la tumba originalmente. Todas son reproducciones perfectas de los objetos distribuidos por varios museos del mundo.

Esta es una de las puertas selladas tal y como se la encontró Howard Carter:


Hay más de mil objetos reproducidos en la forma y dimensiones originales, para que el visitante se pueda hacer una idea genuina del espacio






En mi libro ¿Es eso cierto? publicado por Aguilar, contaba algunas curiosidades de este famoso Faraón. Aquí os las detallo para los más curiosos:

TUTANKHAMÓN

Es uno de los faraones del Antiguo Egipto más enigmático y más famoso a pesar de no haber influido, de una manera principal, en la historia egipcia; de hecho, puede ser precisa- mente el pequeño tamaño de su tumba la causa de que no se descubriera hasta el siglo xx (concretamente en 1922).

Tutankamón sólo reinó en Egipto entre 1333 y 1323 a.C. (aproximadamente); accedió al trono cuando apenas tenía 10 años tras la desaparición de Akhenatón (el faraón que lle- vó a cabo la unificación de los dioses permitiendo únicamen- te adorar a Atón, el dios del Sol). Falleció muy joven, sólo tenía 19 años, y con su muerte se produjeron dos enigmas que la ciencia ya ha logrado dilucidar: por un lado, la muerte del arqueólogo inglés Howard Carter y la de su mecenas lord Carnarvon, fallecimientos relacionados con la llamada «mal- dición de Tutankamón», y por otro, la propia muerte del faraón. Los dos misterios están ya resueltos.

La maldición de Tutankhamón:

En noviembre de 1922, en la tumba KV62 del Valle de los Reyes, fueron descubiertos los restos funerarios de Tutankhamón por Howard Carter, al que sustentaba económicamente para sus excavaciones lord Carnarvon, de este último partió la famosa pregunta dirigida a Carter: «¿Qué ves?», y la conocida respuesta de Carter: «¡Cosas maravillosas!».

Desde la muerte de lord Carnarvon se había rumoreado que el fallecimiento del mecenas del famoso arqueólogo inglés se había producido en oscuras circunstancias. La prensa sensacionalista del momento comenzó a difundir la leyenda de que la defunción se podía deber a la llamada «maldición de Tutankhamón». El haber expoliado la tumba comenzaba a pasar factura.

Todo cambió en 2002 cuando el arqueólogo australiano Mark Nelson, investigador de la Universidad de Monash (Australia), comenzó a estudiar la muerte de Carnarvon. Para ello investigó los partes médicos del fallecido, determinando que lord Carnarvon había muerto a consecuencia de la infección producida por la picadura de un mosquito (perfectamente se pudo producir en el bullicioso El Cairo) que le provocó septicemia y posteriormente neumonía, una enfermedad común y habitual en la época en la que vivía.

La segunda muerte, la de Howard Carter, es todavía si cabe más normal; murió a los 65 años de muerte natural, diecisiete años después de descubrir la famosa tumba; de hecho, el propio Carter se mofaba de todo aquel que le preguntaba sobre la temida «maldición».

En ese estudio Nelson analizó también los datos de los veinticuatro occidentales que presenciaron la apertura de la tumba de Tutankhamón, en noviembre de 1922 (parientes de lord Carnarvon, miembros del Museo Metropolitano especialistas en excavación, periodistas, funcionarios británicos y personalidades políticas), y los comparó con los de once europeos que, en ese momento, se encontraban en Egipto excavando en otras zonas; la media de la muerte de los que presenciaron la apertura de la tumba fue de 70 años, mientras que la de los europeos en otros lugares de Egipto era de 75; esta diferencia de edad no es concluyente en el aspecto científico como para que se pueda hablar de una supuesta «maldición».

La muerte de Tutankamón:

Todos pensábamos, gracias a los informes publicados hasta 2005, que el joven faraón Tutankamón falleció a causa de un fuerte golpe que presentaba en la cabeza; unas radiografías practicadas a su momia en 1968 delataban una fractura astillada en la base del cuello. La muerte tenía también una justificación histórica, porque, durante su mandato, el faraón encontró la oposición y el enfrentamiento con su jefe militar (llamado Ay), quien posteriormente le sustituyó en el trono egipcio; todos los datos parecían indicar que este enemigo podría haber sido el culpable de la fractura en la cabeza de Tutankamón.

Esta teoría se desmoronó en 2005 cuando un equipo de expertos, dirigidos por el secretario general del Consejo Superior para las Antigüedades de Egipto, Zahi Hawass, realizó a la momia más de diecisiete mil imágenes tomadas gracias a un TAC (exploración que se realiza a través de rayos X y que en vez de mostrarnos una radiografía convencional nos ofrece imágenes detalladas de cortes axiales del cuerpo, como si fuera una rodaja). Gracias a esas imágenes se pudo demostrar que la pequeña fractura craneal que presentaba la momia no se había debido a un golpe, sino al proceso habitual que se seguía en los procesos de momificación para extraer el cerebro por la nariz.

Una vez descartada esta hipótesis, los investigadores continuaron analizando las imágenes para intentar dilucidar la auténtica causa del fallecimiento. Una anomalía encontrada en la rodilla izquierda trajo consigo la solución, un fuerte golpe en la rodilla, posiblemente provocado tras una caída de un carro de batalla, y la posterior infección de la herida pudieron ser las causas del fallecimiento del faraón Tutankhamón.


Continúa la investigación:

Y la investigación continúa. En Egipto constantemente se realizan nuevos hallazgos y eso ha impulsado al Gobierno egipcio a crear el Egyptian Mummy Project, dentro del Museo de El Cairo y bajo la supervisión del Consejo Superior para las Antigüedades de Egipto. Todo un grupo de expertos en las últimas técnicas de extracción y análisis de ADN, con el objetivo de autentificar el origen de la gran cantidad de momias reales guardadas en el museo.

¿La primera vez?

Fue en 1983. Un equipo de médicos de la Universidad de Cambridge consiguió extraer por primera vez el ADN del tejido rehidratado de una momia.


Una misteriosa desaparición: el pene del faraón:

Éste era uno de los misterios que quedaban aún por dilucidar de la momia del famoso faraón y es que en 1922 el arqueólo- go Harry Burton, durante la excavación realizada en la tumba de Tutankhamón, había fotografiado el órgano sexual momificado del joven emperador. Pero misteriosamente cuando en 1968 científicos británicos del Ronald Harrison tomaron una serie de placas de rayos X a la momia del faraón comprobaron asombrados que había desaparecido el pene real. En ese momento fueron muchas las especulaciones que surgieron al preguntarse por el destino final del miembro del joven. Algunos llegaron, incluso, a plantear que se había robado para venderlo a algún extraño coleccionista.

En 2005 un grupo de arqueólogos que realizaba, de nuevo, investigaciones en la tumba del faraón lo encontró enterrado en la arena. El escroto estaba aplastado sobre el perineo debido a la presión de las vendas, y es que, al parecer, el pene de Tutankamón se había vendado y momificado por separado (al igual que las manos y los pies).

El culto al pene:

En el antiguo Egipto se tenía un gran respeto por los penes de sus momias, se pensaba que era fruto del culto al dios Osiris (el cuerpo del dios fue cortado en pedazos por Seth, quien los esparció por todo Egipto; su esposa Isis encontró todos los restos excepto el pene, el cual había sido tragado por el pez Oxirrinco. A pesar de eso, fue concebida mágicamente y dio a luz al dios Horus). El falo fue un símbolo de fertilidad, de hecho, el dios Min era representado de modo ictifálico (con el pene erecto). Ése puede ser el motivo por el que los embalsamadores se esmeraban en conservar el órgano viril del difunto, para que gozara del sexo en la otra vida; en algunas ocasiones también se enterraba al fallecido con una prótesis fálica.



Datos prácticos exposición:
Pabellón 12 Casa de Campo (frente al Palacio de Cristal)
De domingo a jueves de 10 a 20 horas
Viernes y sábados de 10 a 22 horas.
www.tutankhamon-madrid.es