A Irene Soria
Carámbano de lilas,
confitura de violetas,
rosas borrachas de sábado
y rojas de San Valentín.
Entre cábalas
una margarita se deshace en tu mandil
sin respuestas
sin mañanas...
y entre tus dedos nacen
rotundos crisantemos
de hiriente crespón.
Una triste mano golpea el cristal,
una enamorada
y hasta una muerta.
Suena el carrillón de viento
siempre a deshora
como el reloj tartaja
de la abandonada y otoñal estación
donde el viejo arrabal colecciona adioses
esperas aplazadas de fiambrera templada
y compases
de trenes fantasmas.
Se cierra la puerta
y se deshace el telón
que esconde tu mano
en la chistera de maga.
Tus dedos,
equilibristas de tallo, del verde terciopelo
y de los lazos de colores...
Tus dedos,
borrachos de rutina...
Tus dedos,
alquimistas del calendario...
Tus dedos
van de flor en flor
para crear una ilusión.
Reservados todos los derechos